¡NO DAÑEMOS!: NO HAGAMOS PAGAR A JUSTOS POR PECADORES
Ningún colectivo grande es un monolito en que todos sus integrantes son lo mismo, de manera que ello justificase que si un miembro de ese grupo comete un agravio se podría castigar a otro miembro porque ambos forman una unidad. Nada más lejos de la realidad. Cada grupo está formado por individuos, diferentes entre sí. Y ningún individuo es responsable de ningún abuso cometido por otra persona, por mucho que pertenezca al mismo colectivo nacional, étnico, religioso, ideológico, etc.
Por tanto, es una gran injusticia hacer daño a un inocente con la excusa de que es un legítimo castigo o legítima defensa por los daños cometidos por un culpable perteneciente a su mismo grupo.
A pesar de que es bastante claro que es una injusticia castigar a un inocente, ello sucede con cierta frecuencia y, lo que es peor, con el asentimiento o la indiferencia de muchos. Es lo que está sucediendo con la victimización de niños y, en menor medida, civiles adultos tanto palestinos como israelíes.
Por un lado, sucesivos gobiernos y grupos o individuos israelís (especialmente los ultranacionalistas/ultrarreligiosos) han venido cometiendo violaciones de derechos humanos contra civiles palestinos, como asesinatos, expulsiones masivas de sus casas y sus barrios y robo de sus propiedades, violencia, corte de los suministros básicos, hacer de su vida un infierno con bombardeos de los que no tienen escapatoria, torturas, etc. Todo ello reconocido por la ONU y ONGs como Amnistía Internacional o Human Rights Watch.
De los millones de damnificados, una parte son totalmente inocentes: los niños que no han hecho daño a nadie y los adultos que tampoco lo han hecho y que además no son cómplices de los atropellos cometidos por Hamas. En este sentido, según sondeos, entre el 57% y el 87% de los habitantes de Gaza simpatizan con Hamas y están a favor de los ataques de dicha organización a inocentes, pero el resto no. Por tanto, si esta minoría es inocente (no ha causado ningún daño a los israelís ni en grado de autoría ni de complicidad), ¿por qué tiene que pagar por los atropellos de Hamas?
En cuanto a la mayoría de adultos gazatíes que sí son cómplices de asesinatos y secuestros de israelís y de personas de otras nacionalidades, no se puede reaccionar contra ellos mientras no haya pruebas de esa complicidad.
Por otro lado, cuando Hamas victimiza a israelís inocentes lo justifica como reacción por los agravios que los judíos les han causado. Pero, de nuevo, los israelís de etnia judía no son un bloque de hormigón en que los granos de arena y grava han quedado fundidos en la totalidad de la masa, sino que son individuos diferentes entre sí, con modus operandi y pensandi muy diversos. Según diferentes sondeos, entre un 40 y pico y 98% de éstos están a favor de pisotear de múltiples formas a palestinos inocentes, pero el resto no.
Los primeros (los llamados halcones) son culpables de los abusos cometidos contra palestinos inocentes, ya que usan su poder de voto para elegir a partidos políticos con el mandato de que representen su voluntad cometiendo esos atropellos. Pero el segundo grupo (el de las denominadas palomas) es inocente, al igual que los niños. Por tanto, es absolutamente injusto que Hamas haga daño a estos inocentes.
Y estas injusticias trascienden fronteras, ya que bastantes gobiernos e individuos occidentales se están posicionando a favor del gobierno israelí, mientras que bastantes ultraizquierdistas y musulmanes están dando su apoyo a Hamas, cuando lo justo es condenar a ambos. No a es trigo limpio estar a favor de ningún bando victimizador, sino a favor de todos los inocentes (sean palestinos, israelís o de otras nacionalidades) y en contra de todos los culpables, pertenezcan al grupo que pertenezcan.
La verdadera división no es entre israelís y palestinos, como tampoco entre occidentales y musulmanes, sino, en diferentes grados, entre halcones y palomas, justos e injustos, dañinos e inocuos, abusivos y rectos.
Y lo mismo es aplicable a muchos otros conflictos, como el de Ucrania-Rusia. Los rusos tienen derecho a recurrir a la legítima defensa de los ucranianos de etnia rusa del Dombás victimizados por el gobierno ucraniano, el cual durante años ha venido cometiendo el asesinato de civiles de esa región, la destrucción de sus casas, los ha empujado a vivir en precarios refugios subterráneos sin calefacción, ha dañado mucho la vida de millones de habitantes hasta el punto de que más de 2 millones de éstos (más del 40% de la población) han tenido que dejarlo todo y huir a otros países o regiones, etc. Sin embargo, esa legítima defensa no puede consistir en cometer con civiles ucranianos inocentes las mismas violaciones de derechos humanos que los ucranianos han venido cometiendo con los civiles del Dombás.
De nuevo, los ucranianos no son un ente, sino un conjunto de individuos con formas de pensar y actuar muy diferentes. Es cierto que una gran mayoría (entre 59% y un 85% según diferentes sondeos) querían y quieren recuperar el Dombás cueste lo que cueste, incluso al precio de asesinar y hacer un infierno de la vida de civiles inocentes, pero también es cierto que hay una parte minoritaria de ucranianos que lo que quería y quiere es un acuerdo pacífico que respete los derechos de los habitantes de las regiones orientales y que éstos puedan decidir libremente su futuro por mayoría de voto.
Los ucranianos del primer grupo son culpables, ya que son los que empujaron al presidente Zelensky (que en realidad quería inicialmente conseguir la paz en el Dombás) a pisotear a los habitantes inocentes del Dombás. Pero el segundo grupo, así como los niños, son inocentes y por tanto la agresión rusa contra ellos es totalmente injusta. Y en cuanto a los culpables, primero hacen falta pruebas de su culpabilidad y en segundo lugar la reacción ha de ser proporcional a su grado de culpabilidad.
En cuanto al gobierno ucraniano, es dudoso (por decirlo de una manera fina) que tenga derecho a atacar a una región para evitar su independencia cuando probablemente la mayoría de sus habitantes quiere esa independencia (eso es lo que indican los sondeos y los referéndums que tuvieron lugar), negándoles el derecho a su autodeterminación mediante un referéndum con garantías, por mucho que en el derecho internacional actual esté reconocido el dogma de la integridad territorial. Que el derecho sea internacional no significa que sea justo. Por poner un ejemplo, hasta después de la Segunda Guerra Mundial el derecho internacional reconocía el dogma del derecho de conquista, por el cual cualquier estado estaba legitimado para conquistar otro país y en el momento en que lo conquistaba tenía derecho a todas las tierras y bienes de ese país (might is right), dogma absolutamente injusto en el que se basaron los abusos de las potencias coloniales.
Pero, en cualquier caso, de lo que no debería haber duda es que Ucrania no tiene ningún derecho a atropellar a numerosos civiles inocentes, incluyendo asesinatos, agresiones físicas y torturas, tal como han denunciado ONGs de derechos humanos como HRW.
Porque la guerra no lo justifica todo. Por mucho que haya un conflicto, armado o no, nunca es justo hacer daño a civiles inocentes. Y en cuanto a los culpables, sólo es justo actuar contra un civil cuando es evidente que realmente es culpable.
Por todas las razones anteriores no es de persona íntegra posicionarse ni a favor del gobierno ruso ni del ucraniano mientras cometan crímenes con inocentes, como tampoco del pueblo ruso (mayoritariamente cómplice de Putin, que goza una popularidad que suele oscilar entre el 60% y el 90%, de las más altas de todo el mundo, tocando máximos cada vez que inicia un conflicto bélico) ni del ucraniano (también mayoritariamente cómplice, según los sondeos sociológicos, de violaciones de derechos humanos a inocentes del Dombás), sino a favor de todos los inocentes oprimidos (de un bando y otro) y en contra de todos los opresores, sean de etnia rusa o ucraniana.
De nuevo, esto no va de rusos malos frente a ucranianos buenos o viceversa, sino de halcones (rusófonos, ucranianoparlantes, etc.) versus palomas (también de todo tipo de etnias), de los que son de vivir y dejar vivir y los que son de dar por saco a los demás, los tóxicos y los que tienen un corazón noble, los benignos y los malignos, todo ello en diferentes grados según cada individuo.
Muchas gracias y recuerda: para conseguir un mundo mejor en que vivir NO HAGAMOS DAÑO a ningún inocente ni seamos cómplices de ello.