Hay muchas formas sanas y apasionantes de divertirse, como ver series de Netflix, documentales o vídeos en Youtube o Tiktok, quedar con los amigos para charlar, leer libros o la prensa, ir a pasear, a la playa o la naturaleza, hacer turismo y un largo etcétera. Habiendo tantos excelentes tipos de ocio a nuestro alcance, ¿qué necesidad hay de recurrir a algunos que causan tantos sufrimientos a los demás?
Porque el crimen es siempre crimen, por mucho que sea permitido por la ley y admitido socialmente.
Desgraciadamente funcionamos por etiquetas. Somos educados en la cultura de que hay unos colectivos que tienen la etiqueta de “respetables” a los que hay que tratar bien y otros con la etiqueta de “victimizables” a los que podemos machacar sin sentir apenas empatía, como pueden ser los seres sintientes no humanos, judíos, negros, LGTBI, otras etnias y un largo etcétera a lo largo de la historia o en los tiempos actuales.
La buena persona es la que no hace ningún daño a los demás, con la excepción de la legítima defensa propia y de los demás. Y mejor persona es quien hace algo para que los demás tampoco causen sufrimientos. Y todavía mejor persona es quien además de todo ello hace el bien a los demás.
Edmund Burke dijo:
“Para que el mal triunfe, sólo se necesita que los hombres buenos no hagan nada.”
Por favor haz algo para que no triunfe el mal. Si eres una buena persona te agradecería que lo demuestres firmando esta campaña contra los fiestas sangrientas.
Y compartiéndola con el máximo de contactos en todas tus redes sociales, incluso en todo tipo grupos de Whatsapp, salvo que algún grupo haya aprobado por mayoría la norma de enviar este tipo de mensajes. Tienes derecho a enviar mensajes del mismo derecho que los demás tienen derecho a no leerlos o a darse de baja de grupos de Whatsapp. Da igual si compartir este tipo de mensajes es más o menos habitual, ya que la justicia, entendida como no hacer ningún daño a nadie que no sea legítima defensa, está muy por encima de “pequeños usos y costumbres”.
Gracias,