Paso 3

Cuando estés andando o quieto en algún lugar, observas lo que hay a tu alrededor. Para ello, te puede ser útil describir mentalmente con palabras lo que estás observando. Prestas atención a qué hay en tu entorno, ya se trate de personas, edificios, coches, objetos o lo que sea y lo vas describiendo en silencio. Te vas fijando en los mismos cada vez con más minuciosidad. Descubres detalles de los que no te habías dado cuenta antes.

Cuando inevitablemente te distraigas con algún pensamiento o sensación, en vez de recriminártelo te limitas a tomar conciencia de ello y a dejar que pase ese pensamiento o sensación, con actitud de aceptación, y vuelves a concentrarte en lo que hay alrededor tuyo. Ni te aferras a esos pensamientos y distracciones ni te esfuerzas en rechazarlos, ya que se trata de una concentración relajada. Simplemente dejas que vengan y se vayan.

Si en algún momento sientes que es absurdo estar haciendo esto, que es aburrido o una pérdida de tiempo, o que tienes otras cosas más importantes o divertidas que hacer, tomas conciencia de que se trata simplemente de un pensamiento y dejas que se vaya, volviendo a concentrarte en tu entorno.