Desde hace un tiempo están apareciendo en la prensa noticias sobre posibles extraterrestres que llegan a la tierra.
Pues bien, imagínate que nos dominan y se dedican a criar humanos para obtener productos que desean. Y que una de las cosas que hacen con ese fin es apresar a millones de mujeres y encerrarlas de por vida hacinadas en jaulas en grandes naves sin luz natural. Las inseminan y en el momento del parto nada más nacer el bebé se lo quitan de su madre. Y los recién nacidos de género masculino que no interesan los desechan tirándolos a una trituradora. Parece de una dura película de ciencia ficción, ¿verdad?
Pues eso es justamente lo que hacemos con los pollitos macho, a los que trituramos estando vivos como si fuesen simples cosas. Algunos dirán que no se los puede comparar con los bebés humanos, ya que consideran que no hay que empatizar con los seres sintientes que no pertenecen a nuestra especie, raza o etnia, ya que eso es una sensiblería absurda.
El poner la etiqueta de seres inferiores o, lo que es peor, al cosificarlos (reducirlos a simples objetos) permite la desempatización necesaria para poder explotar, abusar y maltratar permaneciendo bastante o totalmente indiferente. La etiquetación da a muchos la justificación que necesitan para considerar que muchos seres sensibles “no cuentan” y que están para nuestro uso y disfrute, pudiendo usar y abusar de ellos (usar y tirar).
Es lo que sucedía (o sucede todavía) a los supremacistas blancos con los negros, a los nazis con los judíos, a los antiguos romanos con los bárbaros y especialmente con los germanos, a los que consideraban animales que sólo se parecían a los humanos en que caminaban con 2 patas y en que podían hablar y cantar, y un largo etcétera. De hecho es algo típico del homo sapiens a lo largo de la historia.
No sé si es bueno o malo que vengan extraterrestres a nuestro planeta, pero una ventaja de ello es que si se prueba ayudará a los homos sapiens a empatizar con otras especies, razas y colectivos diferentes en general.
Por favor firma contra esta práctica cruel y comparte.
Lee: No Trituremos Pollitos Vivos (I)