Por favor compra huevos 0 (ecológicos) ó 1 (de gallinas criadas en libertad), ya que el resto de huevos proceden de gallinas explotadas y maltratadas en granjas industriales. O, mucho mejor todavía, no consumas huevos, ya que incluso las gallinas camperas que viven el libertad tienen un final cruel en el matadero.
Imagínate que te secuestran a ti o a alguno de tus seres más queridos y te/le encierran para el resto de tu vida en una pequeña jaula; no en una celda de varios metros cuadrados de una prisión, con acceso a un patio, biblioteca, etc. sino una jaula en la que apenas te puedes ni mover y que ya está hacinada con otras personas.
El ambiente ahí dentro es tan estresante que unos se agreden a otros, estando rodeado de toxicidad. Para colmo, ni siquiera pisas el suelo, sino los hierros de la jaula. Un poco debajo de tus pies está lleno de cacas y pipís.
No puedes hacer prácticamente nada de lo que te gusta y forma parte de tu naturaleza, estando privado de todos los placeres de la vida salvo el de comer pienso y beber agua. Pues bien, la mayoría de gallinas en España viven en esas condiciones.
Algunos podrán pensar: no se nos puede comparar a los humanos con los animales, pero en realidad las gallinas (al igual que los cerdos, vacas, etc.) son similares a los niños pequeños. Según las investigaciones científicas, tienen una inteligencia similar a niños de 4 años.
Y tienen un rango de emociones y sensaciones como el de los humanos: sienten dolor físico como nosotros, miedo, estrés, tristeza, alegría, deseo, frustración, amor, enfado, agresividad, soledad, etc.
El grado con que sienten todo eso es similar al nuestro, del mismo modo que un niño siente tanto dolor como un adulto aunque todavía no pueda hacer lo que hace un ingeniero o un arquitecto.
El abuso y crueldad con las gallinas es un fenómeno a “super-mega-gran” escala: 7.000 MILLONES con M son sacrificadas cada año, 70.000 millones en 10 años y 210.000 en 30 años. Es, por tanto, una población muchísimo más grande que la humana, de tan 8.000 millones.
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