¡AMEMOS LA VERDAD!: NO SEAMOS POSITIVOS CON LA INJUSTICIA
Hay bastantes personas que creen que hay que ser positivo siempre, negando lo negativo y por tanto mirando hacia otro lado incluso en caso de injusticias flagrantes. Pero la actitud fake happy, aparte de que es nociva para la propia felicidad, puede ser un caldo de cultivo perfecto para que se perpetúen los abusos y queden impunes.
Es como afirmar que hay que ser positivo con Hitler, el nazismo y el genocidio judío, porque si lo somos seremos más felices. O como decir a un juez que sea positivo con un grupo de hombres que violaron y torturaron a una mujer; que mejor no piense más en ese tema y cierre el caso, porque hay que ser positivo siempre.
Y es que en temas de atropellos no es recto ser positivo, sino que conviene ser simplemente justo y objetivo, diciendo las cosas tal como son.
¿POR QUÉ EL PSEUDOPOSITIVISMO ES NEGATIVO A LA FELICIDAD PROPIA?
Los expertos en psicología están en contra de esa corriente en libros de autoayuda, eslóganes y mensajitos que se difunden en parte de la sociedad que transmite la idea que hay que ser siempre positivo, nunca negativo.
Porque ser positivo es saludable siempre y cuando consista en pensar en cosas que realmente son positivas. Es muy recomendable dedicar con cierta frecuencia tiempo a pensar en aspectos que que nos gustan de nuestras vidas y estar agradecidos por ellos, como las partes de nuestro cuerpo que funcionan bien, las relaciones que tenemos, disfrutar de una razonable prosperidad, paz o seguridad. Cuantos más mejor.
Pero otra pata tan importante como esa para ser felices es afrontar lo negativo de frente en vez de meter la cabeza debajo de la tierra como los avestruces para no verlo, como si no existiese. Nuestro bienestar mejora cuando reconocemos y expresamos lo que nos nos gusta, así como las emociones que ello nos genera, como primer paso para procesarlo y tomar las medidas que convenga. De hecho, al hacerlo se generan cambios en nuestro cerebro que nos hacen sentir mejor.
Por tanto, afirmemos en vez de negar lo negativo, abordémoslo en vez de dejarlo escondido debajo de nuestra cama y expresémoslo en vez de fingir que no pasa nada y que todo está bien.
¿POR QUÉ EL PSEUDOPOSITIVISMO ES MUY DAÑINO PARA LOS DEMÁS?
Incluso en el hipotético caso de que ser positivo con la injusticia me hiciese más feliz a mí, mi bienestar no es el único que cuenta, sino también el de todos aquellos que tienen un sistema nervioso que hace que se sientan bien o mal y que por tanto aspiran a su felicidad.
Para conseguir un mundo con menos sufrimientos y abusos es nefasto ser positivo con el maltrato, la explotación, los crímenes (especialmente si son a gran escala), la crueldad y la maldad. Para que las injusticias terminen no se puede ser positivista con ellas ni tener una actitud buenista, comprensiva, indulgente, justificadora o de indiferencia.
Si todos tuviésemos esa actitud todavía existiría la esclavitud, los sacrificios humanos a gran escala o la Santa Inquisición. Y también las violaciones sistemáticas a las mujeres en caso de guerra como parte del botín al que tenían derecho los guerreros y muchas otras atrocidades que existían en el pasado y que ahora ya no existen en muchos países gracias a que afortunadamente hubo algunos que lucharon contra ellas.
Hay quien dice que no hay que focalizarse en el lado negativo de las sociedades humanas. Pero es gracias a los que se concentran suficientemente en ello y no a los que tienen esa actitud “happy” de que todo ya está más o menos bien que se produjo la Revolución Francesa y todavía no vivamos en el Antiguo Régimen o, lo que es peor, en la Edad Media o incluso en épocas todavía más bárbaras e incivilizadas.
En temas de injusticia el que lo ve de color de rosa, el que cree que las personas en general somos muy majas y tenemos muchas cosas buenas, no es que sea alguien más positivo, sino con un sentido de la ética más bajo. Y, por tanto, lo que conviene es subir sus estándares morales. Porque si no lo hace se toma estos temas con tanta indiferencia y calma o incluso se siente tan cómodo y a gusto con el status quo corrupto que le lleva a la pasividad o, lo que es peor, a la defensa del mismo. Y ello crea condiciones climatológicas perfectas para la perpetuación del mismo.
La actitud autocomplaciente, laxa, tibia y coadyuvante lleva a la mediocridad, a que el mundo sea un semiestercolero (y en algunos lugares un auténtico estercolero, sin el “semi”), con numerosos abusos a pesar la multitud de leyes, decretos y reglamentos y de la gran cantidad de policías, jueces y fiscales para evitarlos. En cambio, la actitud crítica y razonablemente exigente, la que dice las cosas por su nombre, la que no tiene reparos en decir que el rey está desnudo, lleva a la mejora continuada, a la excelencia y a un mundo mejor, más justo.
Gracias por compartir si crees que este análisis contribuye a un mundo más saludable y feliz en que vivir,