Para lo que interesa consideramos que los animales no humanos son muy diferentes a los animales humanos, incluso simples cosas, pero para lo que nos conviene resulta que de repente son muy parecidos a nosotros (incluso su cerebro y sistema nervioso), tanto como para utilizarlos en experimentos orientados a conseguir productos y tratamientos para humanos o en prácticas de cirugía para los alumnos de medina.
Igual que sucedía con las esclavas negras, que para amamantar a los hijos de sus amos de repente eran suficientemente parecidas a las blancas. A lo largo de la historia siempre hemos inventado la narrativa más adecuada para justificar los diferentes tipos de explotación, como que lo hacemos por nuestros seres queridos, ya que una parte del cerebro sabe que hace daño a los demás está mal y por tanto necesita convencerse a sí mismo y a los demás de que está justificado en ese caso por algún “buen” motivo.
Contribuir a la sanación de algunos seres sintientes no justifica causar este tipo de sufrimiento de otros seres sensibles. Lo justo es hacer experimentos con tejidos de cultivo o con voluntarios humanos, pagándoles lo que haga falta para que se les compense. Y ese coste le corresponde asumirlo al sector sanitario y los usuarios de los servicios médicos. No es ética la sobrelongevidad artificial low cost a costa de hacer un infierno de las vidas de miles de millones de seres sintientes.
Gracias por compartir y no usar productos que han sido experimentados en animales,