Algunos dicen que no hay que juzgar. Pero sin juicio de valor no existiría justicia, sino la ley del más fuerte y de la propia conveniencia. Si partimos de la base de que nada está mal, la consecuencia sería un estado de barbarie en que se multiplicarían los abusos y crueldades.
Es cierto que objetivamente nada es bueno ni malo, sino que todo es neutro. En temas de ética nadie tiene la verdad. Es decir, todas las atrocidades hacia inocentes, como el Holocausto judío, el sometimiento de las mujeres a sus maridos o la violación de éstas como parte del botín de guerra, no ni son buenas ni malas, sino simples fenómenos neutros que suceden en la naturaleza, como un arco iris o una tormenta.
Pero si no queremos vivir en un infierno es necesario partir de una noción del bien y el mal, como, por ejemplo, considerar que la esclavitud, la crucifixión, el empalamiento o la tortura son inmorales. Porque mientras haya la creencia de que son correctas, quedan normalizadas y se convierten en práctica social.
Por el contrario, es en el momento en que se consideran malas cuando tienden a desaparecer. Pues a partir de ahí le sigue el juicio y la condena, con consecuencias negativas que desincentivan cometer esos actos. Esa relación causa-efecto es similar a un coche, que si lo quieres mover tienes que apretar el acelerador y si no lo haces continuará parado.
Si optásemos por el relativismo cultural, sería dar por buena la práctica que se llevaba a cabo en China, Japón u otros países asiáticos de enterrar VIVOS a niños y sobre todo a niñas debajo de los cimientos de edificios importantes para que los mismos tuviesen solidez. Y también la praxis más general de pisotear a los demás porque quiero, porque puedo y porque obtengo algún beneficio con ello.
Juzgar es saludable, siempre y cuando se haga con justicia, es decir:
Sólo a los que hagan daño que no sean en legítima defensa, que puede ser propia o de los demás.
Siempre contra el agresor, nunca contra un inocente… leer más en…
No es ético juzgar a alguien por su forma de vestir, pero sí por hacer bullying. No es íntegro hacerlo por el color de la piel, pero sí por cometer un acto terrorista o aprovecharse de las ayudas públicas. No es noble condenar a alguien por su orientación sexual, pero sí por ser homófobo.
Por otro lado, la condena ha de ser proporcional al grado de abuso cometido… leer más en…