¡NO DAÑEMOS!: NO DIGAMOS A LOS DEMÁS CÓMO HAN DE SENTIRSE

¡FELICES FIESTAS QUE SEAN AUTÉNTICAS PARA TI!

Te deseo unos días realmente agradables para ti y tus seres queridos. Y para ello cojamos lo bueno que queramos de la Navidad, como la excusa para reencontrarnos con la familia o la ilusión y alegría que les da a los niños Papá Noel, los regalos, etc. Pero también liberémonos, si lo consideramos oportuno, de la carga de las expectativas sociales, de la publicidad, la industria cinematográfica, etc. sobre lo que tenemos hacer con nuestra vida en estas fechas y en especial sobre cómo hemos de sentirnos, como por ejemplo:

  • En las Navidades toca estar muy alegre y rodeado de amor y de toda la familia.
  • En el fin de año, si eres joven, procede salir de fiesta y divertirte como si no existiese mañana. Tiene que ser una juerga épica como nunca.

Aunque esos «deberías» pueden ser bienintencionados, están orientados a regular nuestro fuero más interno y por tanto pueden resultar invasivos. Por ello tienden a generar presión y, en algunos casos, hacernos sentir mal. Nos llevan a creer que si no nos ajustamos a esos ideales, hay algo «mal» en nosotros. 

En estas festividades hay gente que se siente muy triste y sola a causa de ello. Se creen unos pobres desgraciados por no encajar en el patrón de perfección navideña. 

En realidad, no hay un manual único para disfrutar las fiestas ni una emoción que «debamos» sentir. No hay un «canon correcto» de vivirlas, sino que cada persona es libre de decidir cómo celebrarlas o no celebrarlas. 

Más allá de las festividades, es común que intentemos animar o consolar a los demás diciéndoles cómo deberían sentirse, como cuando escuchamos un «¡Anímate, no estés triste!» o «¡No te enfades!». Aunque suelen ser bienintencionadas, estas frases pueden invalidar las emociones de quienes las escuchan. ¿Qué pasaría si, en lugar de decirles cómo deberían sentirse, les ofreciéramos un espacio para expresar lo que realmente necesitan?

Otros ejemplos: 

  • Debemos ser muy empáticos en ciertos casos, como con los familiares de un difunto, pero no en otros, como con los animales no humanos o con alguien que tenga ciertas enfermedades, como el VIH.
  • Es necesario amar siempre y nunca odiar.
  • No deberías quejarte de cansancio, dolor o malestar.
  • No hay que sentir atracción sexual o sentimental hacia quien no “se debe”.

Todo ello nos puede llevar al sentimiento de no ser comprendidos, de agobio o incluso de injusticia. Y hasta a la represión interna y a fingir, aumentando todavía más las máscaras que ya llevamos, como, por ejemplo, la de la santurronería… leer más.

Obligar a alguien a sentir algo diferente y sobre todo reprimir las emociones, aunque a veces es bienintencionado, no sólo es inútil, sino que puede aumentar su malestar. Incluso puede generar enfermedades tanto físicas como mentales, tal como han descubierto diversas investigaciones médicas y psicológicas, como las llevadas a cabo en Harvard, Stanford o Berkeley.

Las emociones tienen un propósito

Lo cierto es que cada emoción, incluso las menos agradables, cumple una función. La tristeza, por ejemplo, nos invita a reflexionar y sanar; la indignación nos impulsa a actuar frente a la injusticia; y el cansancio nos recuerda que conviene descansar. Invalidarlas o reprimirlas es ignorar nuestra naturaleza humana.

Desde un punto de vista psicológico, es saludable sentirlas y expresarlas. Por ello, es bueno validar y respetar las emociones, salvo que sean de odio, desprecio o agresividad hacia alguien inocente. Ello no significa actuar siempre impulsivamente según lo que sentimos, pero sí reconocerlas como legítimas y necesarias como primer paso para gestionarlas.

Conviene incluso hacerlo con las que están peor vistas. Por ejemplo, el Profesor de psicología de la Universidad de Yale Paul Bloom afirma que la bondad exige un cierto grado de enfado y venganza. Ya que sentir ira frente a una verdadera injusticia y exteriorizarla puede ser el primer paso hacia un cambio positivo

Es natural sentir emociones intensas como rabia ante el abuso o rechazo hacia la injusticia. Estas emociones pueden ser útiles para señalar lo que no es aceptable y motivarnos a actuar. Reconocerlas y gestionarlas de forma constructiva es un paso importante para nuestro bienestar emocional y para fomentar el cambio positivo. 

Y si no se han reparado los daños, tenemos derecho a perdonar pero también a no hacerlo, por mucho que esto último nos haga sentir mal y pueda dañar nuestra salud.

¿Es posible expresar nuestras emociones intensas de forma genuina sin que esto sea visto como algo inapropiado? Tal vez, en ciertos contextos, levantar la voz o mostrar indignación pueda ser una forma legítima de comunicar nuestra postura frente a situaciones injustas.

Y también está el tema del amor ¿Es realmente conveniente presionar para que sintamos afecto hacia todas las personas, incluso hacia quienes no conocemos o nos han lastimado? Aunque esta idea puede ser noble, también es utópica para la mayoría. Y genera un conflicto entre la norma social y los propios sentimientos, lo que provoca tensión interior e hipocresía social.

En lugar de imponer amor, podemos centrarnos en algo más alcanzable: no hacer daño a los demás. Al construir relaciones basadas en el respeto y la ausencia de daño, el afecto surge de forma natural. Porque respeto + convivencia = amor.

Leer NO HAGAMOS DAÑO A NADIE

Tenemos derecho incluso a amar a nuestras mascotas como si fuesen hijos, por mucho que a algunos les parezca una desviación del «canon emocional adecuado». De hecho, la ciencia ha descubierto que ello es lo natural y que en las relaciones con nuestros animales de compañía se activan los mismos circuitos cerebrales que en la relaciones entre padres e hijos.

Para concluir: las emociones que tenemos o dejamos de tener en cada momento son un derecho y un hecho.

¡DÉMONOS PERMISO PARA EXPERIMENTARLAS Y EXPRESARLAS!

En estas fiestas y siempre, déjate sentir. Ya sea alegría, tristeza, calma o entusiasmo, todas tus emociones tienen un lugar legítimo en tu vida. Al respetarlas en nosotros y en los demás, no sólo nos liberamos de las máscaras, sino que también construimos conexiones más genuinas.

Estas fiestas, regalémonos autenticidad y libertad emocional. Porque al final, el mayor regalo que podemos hacernos y ofrecer a los demás es la posibilidad de ser nosotros mismos y vivir a nuestra manera, siempre sin hacer daño a nadie.

¡Feliz Navidad! Que estas fiestas sean tan únicas como tú.

 Xavier Paya 

Iniciativa ¡NO DAÑES!

www.institutodelbienestar.com

NO HAGAMOS DAÑO A NADIE, salvo legítima defensa contra el agresor.

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Con la iniciativa ¡NO DAÑES! luchamos por evitar que te causen ningún tipo de sufrimiento o daño a ti, tus seres queridos y los demás.

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