siempre está presente el riesgo de que se repitan sufrimientos a gran escala, por mucho que algunos piensen que los avances conseguidos ya están garantizados para siempre jamás.
Para evitarlo, podemos coger nuestra caja de herramientas y usar tres de ellas:
1.- Mejorarnos a nosotros mismos, para empezar. Como tenemos una tendencia natural a hacer daño, reforzada por la educación recibida y por la influencia del rebaño y la tradición, es necesario contener esos impulsos, salvo en caso de legítima defensa contra el agresor. En general es bueno ser fiel a nosotros mismos, pero no en este tipo de instintos malignos.
Todos o casi todos podemos cambiar, porque todos o casi todos tenemos una parte bondadosa, donde está nuestro sentido innato de la justicia (muy psicópata hay que ser para no tenerlo), que nos dice que dañar a inocentes está mal. Todos podemos ser autores de nuestra propia escultura.
2.-Concienciar y convencer a los demás, por ejemplo, compartiendo este tipo de mensajes. Con ello apretaremos un botón que activará un engranaje, que a su vez moverá otro y así sucesivamente.
¡EVITEMOS DAÑOS!: Compartamos y convenzamos para que no dañen
3.-Educar intensamente a los niños y adolescentes en la cultura de la bondad, el respeto, la tolerancia hacia lo inocuo, la libertad y la justicia. Son como esponjas y lo que absorban probablemente permanecerá.
¡EVITEMOS DAÑOS!: Eduquemos a los niños en la ética de la bondad
¡NO DAÑEMOS!: Seamos respetuosos
¡NO DAÑEMOS!: Seamos tolerantes
¡NO DAÑEMOS!: Respetemos la libertad de los demás
Padres orientados a la felicidad
Colegios orientados a la felicidad
Siempre ha existido la guerra cultural entre el bien y el mal, entre los que han luchado contra las injusticias y maldades y los que lo han hecho para que permaneciesen. Y en medio, los mirones, coadyuvantes del abuso. ¿En qué bando crees que es mejor que estés?
Todos hemos abusado, pero todos podemos enmendar y cambiar de bando. La diferencia entre los “buenos” y los “malos” es que los primeros se arrepienten y rectifican. Hazlo antes de que sea demasiado tarde, ya que, si estuvieses a punto de morirte y mirases atrás, ¿qué desearías haber hecho que no has hecho?
Si alguien te hizo daño y no te gustó, comparte. Si no quieres que ello vuelva a suceder a ti, a tus seres queridos o a los demás, difunde este mensaje y otros como el DODECÁLOGO DE LA BONDAD.
Gracias,