NO RECHACEMOS A TODOS LOS ÁRABES NI OTRAS ETNIAS DE MAYORÍA MUSULMANA
Ahora que estamos en Ramadán, sería conveniente que conociésemos un poco mejor a las etnias de mayoría musulmana. Contrariamente a lo que algunos creen, no son en absoluto un colectivo uniforme.
De entrada, tienen idiomas, culturas e identidades diferentes: árabes, bereberes, turcos, persas, pashtún, pakistanís, bengalís, indonesios, etc. En bastantes de esas etnias hay también cristianos y judíos. Y, lo que es más importante, en todas ellas hay una gran variedad de personas:
Desde las más justas y rectas hasta las más ruines y miserables.
Desde las más egoístas hasta las más generosas.
Desde las más déspotas (de hecho, la mayoría de estos países tienen regímenes autoritarios) hasta las que luchan por los derechos humanos.
Desde las más trabajadoras hasta las menos esforzadas.
Desde las mediocres hasta las más talentosas y orientadas a la excelencia (no hay más que ver, por ejemplo, las maravillas de la arquitectura islámica de Marruecos, Abu Dabi, el norte de la India y muchos otros lugares), etc.
Es decir, existe la misma pluralidad que en otras culturas, pero con porcentajes diferentes. Por ejemplo, hay una mayor proporción de árabes con una visión fatalista, resumida en la expresión «inshallah». Significa que sea lo que Alá nos traiga en vez de decidir nuestro destino fijándonos metas y luchando por conseguirlas. Por ello de promedio tienen menos tendencia que los occidentales a luchar por conseguir unos objetivos, siendo parte de ellos más pasivos. Pero al mismo tiempo algunos son muy proactivos, emprendedores y dan lo mejor de sí mismos; lo he visto con mis propios ojos.
Asimismo, aunque algunos no lo crean, hay una parte de las sociedades de mayoría musulmana que es secularizada, librepensadora y moderna, incluso con mentalidad occidental. Por un lado, hay ateos, agnósticos e incluso los que rechazan el Islam. Y son bastantes o muchos más de lo que parece, ya que la mayoría de ellos se ve obligada o muy presionada a no exteriorizarlo para evitar la opresión:
Social, como rechazo, deprecio, agresiones, expulsión de las familias, desheredamiento.
Institucional, que va desde privación de custodia hijos o de la herencia hasta la pena de muerte.
El Corán considera la apostasía, es decir, el abandono del islam, como un gran pecado merecedor de un gran castigo. Los Hadices, que son antiguas biografías de Mahoma y constituyen el segundo pilar del islam después del Corán, condenan la apostasía con la pena de muerte. Por todo ello, hay bastante gente que finge ser musulmana, incluso haciendo los rezos y cumpliendo el Ramadán, pero que en realidad no lo son. Es difícil obtener cifras exactas, pero en algún país los no creyentes pueden representar más del 20%.
Por ejemplo, en una entrevista del GAMAAN a 40.000 iranís, nada menos que el 47% afirmaron haber pasado de ser religiosos a no religiosos. El 78% del total creían en Dios, pero sólo el 37% se identificaba como musulmán. Un 9% se declaraba ateo, un 8% zoroastriano, un 7% espiritual, un 6% agnóstico y un un 22% como ninguna de las opciones anteriores. Por ello, cada vez hay más mezquitas que se están quedando vacías y tienen que cerrar.
El sociólogo Ronald Inglehart ha analizado sondeos de más de 100 países llevados a cabo entre 1981 y 2020. Y su conclusión es que hay una rápida secularización en todos los países de Oriente Medio. El aumento de los llamados «nones», que no se identifican con ninguna fe en concreto, ha tenido lugar en países tan diferentes como Irak, Túnez o Marruecos.
Esa evolución desislamizadora se da sobre todo en lugares que han tenido en el pasado regímenes políticos secularizadores, ya sean de tipo socialista o de otra índole, como el del Sha Mohammad Reza Pahleví en el Irán anterior a la República Islámica o el de Attatürk en Turquía. De hecho, en este país existe una gran polarización entre la gente de mentalidad más occidental, sobre todo en la costa oeste, y los musulmanes conservadores, que son mayoría en el interior.
En muchos lugares hay youtubers librepensadores valientes que hablan de libertad y son críticos con el islam tradicional, a pesar de que pueden ser procesados por delito de blasfemia o de que son amenazados o incluso asesinados por fundamentalistas.
Por otro lado, dentro de la comunidad de musulmanes, los hay de tipos muy diferentes, desde los más integristas hasta los más tolerantes y modernistas. Según alguna estimación, una cuarta parte aproximadamente son fundamentalistas, de los cuales una minoría son yihadistas. En el otro extremo, tenemos otra minoría de creyentes liberales, ya lo sea de forma confesa y autoconsciente o de facto. Y la mayoría son conservadores.
Por tanto, la mayor parte de musulmanes son machistas, homófobos y tienen una mentalidad opresiva y represiva contra los que se salen de ciertas normas contenidas en el Corán y los Hadices. No obstante, aunque parezca que hay una involución en países como Afganistán e Irán, en realidad en bastantes está teniendo lugar un proceso modernizador, tanto a nivel social como legal.
Por ejemplo, hay un aumento de los que creen que la mujer ha de tener los mismos derechos que los hombres. Se pueden encontrar más detalles sociológicos sobre los diferentes países de mayoría musulmana en estudios como los del Pew Research Center u otros. Y sobre los emigrantes de dichos orígenes a Occidente en este artículo.
Conozcamos mejor a nuestros vecinos y no los rechacemos en su conjunto. Lo podemos hacer con aquellos que vengan con malas intenciones, como cometer actos terroristas o delinquir. O con los que quieran imponernos las leyes medievales de la Sharía o aprovecharse de nuestro Estado del Bienestar, viviendo sin trabajar gracias a las ayudas públicas. Pero seamos acogedores, respetuosos y cordiales con los de buena fe. Podemos cerrar nuestras puertas a los que vengan a restar, pero abrámonos a los que vienen a sumar.
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