¡CONSTRUYAMOS UN MUNDO MEJOR!: ORIENTÉMONOS A LA EXCELENCIA PARA CONSEGUIRLO
Desgraciadamente en el mundo hay muchos abusos, disfunciones y diferentes tipos de sufrimiento y malestar, que todos padecemos en momentos puntuales de nuestra vida o de forma crónica. Hemos hecho importantes mejoras en los últimos siglos, pero todavía queda bastante camino por recorrer. Y justamente lo que nos lleva a progresar es la orientación a la excelencia.
La autocomplacencia y la laxitud conducen a la parálisis, a mantener el actual estado de las cosas deficiente. En cambio, el afán de mejora continuada nos lleva a empujar la rueda y hacer los avances necesarios para conseguir un mundo con el máximo de justicia y felicidad. La desidia y el desinterés conducen a la mediocridad, mientras que la motivación por contribuir un mundo mejor en el que vivir hace que lo consigamos.
El conservadurismo a ultranza que se resiste a los cambios desemboca en el estancamiento, incluso en un remanso de aguas que no fluyen y que por tanto están llenas de bichos y de verdín, que apestan y que si bebiésemos nos intoxicarían. Por el contrario, la ilusión por el perfeccionamiento nos lleva a un bello lago de aguas cristalinas y puras. Porque nos impulsa a hacer las reformas necesarias para conseguir una sociedad con el mínimo de atropellos y el máximo de bienestar.
El narcisismo nos hace pensar que ya somos suficientemente buenos y guais y que por tanto no hace falta que evolucionemos. En cambio, el espíritu crítico y razonablemente exigente nos da el combustible para esforzarnos en ser buenas personas que no hacen daño a los demás, buenos profesionales y buenos ciudadanos, lo que se traduce en un mundo que funciona mejor.
Tendemos a actuar por inercia, a hacer las cosas como siempre las hemos hecho, quedándonos de brazos cruzados con una actitud pasiva y abúlica. Frecuentemente nos da pereza el cambio, sobre todo si implica algún tipo de esfuerzo, renuncia o inconveniente. Pero si no hubiésemos hecho reformas todavía seguiríamos en la Edad Media o incluso en sociedades aún más arcaicas y crueles, como la de los asirios, en que eran normales los empalamientos, desollamientos (quitar la piel), abrir la tripa estando vivos, etc.
Si el semiestercolero en que vivimos desde el Neolítico se ha ido limpiando en parte es gracias a gente inconformista, rebelde, con sentido de la justicia y orientada a mejorar las cosas. Porque al final están los mediocres y los orientados a la a la excelencia, los que tienden a que todo continúe igual de mal y los que impulsan las mejoras. ¿En cuál de los dos grupos quieres estar tú?
¡NO ESPERES Y APÚNTATE YA AL GRUPO DE LOS QUE APOYAN CAMBIOS PARA EL BIEN DE TODOS!
Seguimos estando en una guerra cultural entre 2 bandos: los que luchan por mantener los abusos y los que combaten por abolirlos y conseguir un mundo más feliz para todos. Es una contienda entre 2 ejércitos: el de los malos que se aferran a un status quo cruel y los buenos que desean un orden justo, el de los mezquinos orientados a sus intereses egoístas y el de la gente noble orientada al respeto de los derechos y libertades de cada cual. Todo ello en diferentes grados y con categorías intermedias.
Afortunadamente en esa lucha entre el bien y el mal el segundo bando ha ido comiendo terreno al primero desde el siglo XVIII. No lo ha hecho de forma lineal, sino que a veces dando 1 paso hacia atrás y a continuación 2 hacia delante.
¡NO NOS DETENGAMOS AQUÍ!
Sigamos caminando con perseverancia hasta la cima. Dejemos un planeta mejor de como lo hemos encontrado, incluso mucho mejor. Es más, busquemos la excelencia en todos los aspectos: moral, social, económico, político,
estético, urbanístico, etc.
¡SEAMOS INCONFORMISTAS Y AMBICIOSOS! ¡ABRACEMOS LA MEJORA!
Si crees que difundir este mensaje puede contribuir a conseguir un mundo más perfecto, te animo a que seas lanzado y lo hagas.