POLÍTICA DE ADMINISTRACIONES PÚBLICAS Y ANTICORRUPCIÓN ORIENTADA A LA FELICIDAD

La política de administraciones públicas de un Estado del Bienestar Personal está orientada a la:

  • Buena gobernanza: calidad en los servicios públicos y las administraciones, así como en la formulación e implementación de políticas.
  • Calidad de gobierno: efectividad, imparcialidad, no corrupción y estado de derecho.

Por tanto, se inspira en los países con los mejores niveles de ambas virtudes: Dinamarca, Noruega, Finlandia, Suecia, Suiza, Nueva Zelanda y Países Bajos. Porque está probado por las investigaciones científicas que todo ello contribuye a la felicidad de los ciudadanos. 

Esa política se concreta de la siguiente manera:

1. GESTIÓN DE LA CALIDAD DE LOS SERVICIOS

Un Estado del Bienestar Personal implementa sistemas de gestión de la calidad de los servicios públicos, mediante procedimientos y controles de calidad. Entre las buenas prácticas que siguen están las siguientes:

  • Planificación antes de emprender algo, previendo dichos procedimientos y controles de calidad.
  • Ejecución eficaz.
  • Controles de calidad para verificar que la ejecución es adecuada.
  • Gestión de los errores e incidencias, diagnosticando el problema, averiguando sus causas y buscando soluciones para subsanarlo y evitar que vuelva a repetirse en el futuro. Si algo no sale bien, se reconoce, se asumen responsabilidades y hay un compromiso en aprender del error para hacer en el futuro lo que razonablemente se pueda para que el resultado sea el correcto. Sin ello difícilmente se mejorará.
  • Medición del grado de satisfacción de los usuarios.


2. ADECUADA SELECCIÓN DEL PERSONAL

Un elemento que incide en la calidad del servicio público es que los funcionarios o personal contratado, y muy en especial los cargos de responsabilidad, sean seleccionados de forma adecuada.

Para cada tipo de puesto de trabajo se elige al profesional más apto según a su formación, experiencia y habilidades, en base a unos requisitos mínimos y otros deseables. Para los cargos políticos (presidentes, ministros, etc.) además de contar con el voto del electorado es muy deseable que también tengan estudios suficientes en gestión y en el área en que lo ejercen.


3. FORMACIÓN E INVESTIGACIÓN

Un Estado del Bienestar Personal fomenta estudios de calidad sobre la gestión pública, en los que además de transmitir conocimientos útiles, se conciencie sobre la importancia de la calidad de gobierno y la buena gobernanza. Estimula a que las personas que quieran hacer carrera política y los altos funcionarios sigan grados, másteres, cursos y formación continuada sobre gestión pública. Asimismo, dedica recursos a la investigación de la calidad de gobierno y la buena gobernanza.


4. ORGANISMO RESPONSABLE DE LA BUENA GOBERNANZA

La política orientada a la felicidad también incluye contar con un organismo responsable de la excelencia pública, el cual tenga la máxima independencia posible. Sus funciones serían:

  • Elaboración de estándares de calidad de gobierno y buena gobernanza, así como sistemas de gestión de la calidad, procedimientos y controles de calidad.
  • Auditar y controlar que los diferentes organismos públicos los apliquen.
  • Elaborar propuestas de mejora.
  • Supervisar que las mismas se implementen.
  • Evaluar a los cargos.
  • Evaluar la calidad de los servicios públicos.

Además, implantan y gestionan controles externos (cuantos más de ellos, más calidad y eficiencia):

  • De firmas privadas que auditen a los organismos públicos, de modo similar a las auditoras de empresas.
  • Supranacionales, como, por ejemplo, a nivel de Unión Europea, Unión Africana, Mercosur e incluso internacional, a través de la ONU. La lejanía de los controladores respecto a los controlados genera más imparcialidad y menos connivencia. Obviamente, ello requiere un acuerdo entre los países que compongan dichos organismos.
  • De los ciudadanos, es decir, que el órgano responsable de la buena gobernanza haga pública abundante información para que los ciudadanos y medios de comunicación que deseen puedan llevar a cabo también sus propios controles.


5. PREMIO O SANCIÓN PARA LA BUENA O MALA GOBERNANZA

En una administración orientada a la excelencia hay consecuencias positivas para la buena calidad de gobierno y negativas para la mala, ya que ello motiva a hacer bien el trabajo. Las positivas consisten principalmente en una remuneración adecuada (por ejemplo en forma de bonus), el reconocimiento y la promoción meritocrática. Las negativas son la crítica y la destitución del cargo. En caso de dolo (malas prácticas llevadas a cabo intencionadamente, como corrupción, prevaricación o parcialidad) o negligencia manifiesta (como el despilfarro) conviene que el sistema permita pedir responsabilidades, dando lugar a la inhabilitación, re-educación y reparación de los daños causados a cargo del propio bolsillo del responsable. Leer más en… 

!REPAREMOS LOS DAÑOS!


6. INDEPENDENCIA DEL FUNCIONARIADO

Un Estado del Bienestar Personal tiene suficientes mecanismos para que el funcionariado pueda aplicar la ley y supervisar de forma correcta, a salvo de presiones políticas.


7. CULTURA DE LA BUENA GOBERNANZA

En las administraciones de este tipo de estado se difunde la misma cultura de la:

  • Meritocracia
  • Excelencia: eficiencia, buenas prácticas, mejora continuada. 
 
  • Inspiración en los países con mejores resultados
  • Ética y orientación al interés general (honestidad, transparencia)
  • Visión y planificación
 


8. BUENA ADMINISTRACIÓN DE LOS RECURSOS

La calidad de gobierno también incluye una adecuada gestión de los recursos, de forma que no se gaste más de lo necesario, lo que implica:

  • Suprimir organismos, órganos, cargos y funcionarios que no sean estrictamente necesarios para una buena gestión pública.
  • Optimizar la gestión de los recursos, intentando que sea lo más parecida posible a aquella que tendría lugar en el sector privado, eliminando los gastos que aporten poco y recurriendo a consultorías externas independientes y especializadas en este tema.
  • Transparencia sobre el gasto de las administraciones públicas, de forma que los ciudadanos puedan conocerlo y controlarlo.
  • Racionalización, automatización y digitalización de los procesos, de modo que con menos funcionarios y empleados se produzca más, recurriendo a consultorías especializadas.

¡Eliminemos la corrupción!

Existe evidencia científica de que la corrupción está asociada con malestar y viceversa. Es una causa de frustración, decepción e indignación por parte de la ciudadanía, así como de desconfianza en los gobernantes y funcionarios. También lo es de disminución de la autoestima como país y sociedad, teniendo en algunos casos la sensación de que no se vive en el lugar adecuado. Por otro lado, la desconfianza en las instituciones induce al fraude fiscal, todo lo cual hace que se vaya entrando en un círculo vicioso de disfuncionalidad política, social y económica, lo cual afecta a la calidad de vida de los ciudadanos.

Además, los fondos públicos desviados a fines ilícitos son en detrimento del gasto orientado al bienestar material y personal, como el social, en educación, investigación, sanidad, justicia, urbanismo, etc.

La corrupción y, especialmente, la percepción de que hay impunidad en mayor o menor medida respecto a la misma, es totalmente contraria a la necesidad de justicia, lo que influye en el bienestar de la gente.

Por tanto, el Estado del Bienestar Personal persigue la excelencia en este campo de las siguientes maneras:

  • Introduciendo leyes y mecanismos de control anti-corrupción estrictos, inspirándose en los países que más eficaces e intentando mejorarlos.
  • Instaurando controles de diferentes tipos, ya que cuantos más de ellos haya, más difícil resulta la corrupción:

· Control público: un organismo público (puede ser el responsable de la buena gobernanza del que habíamos hablado antes) con la máxima independencia posible lleva a cabo una supervisión rigurosa del patrimonio y de los movimientos económicos de políticos y funcionarios con puestos que se presten a corrupción.

· Control por entidades privadas independientes que auditen y revisen.

· Control por parte de los órganos supranacionales de los que hemos hablado antes.

· Control ciudadano. Ello implica la máxima transparencia, de forma que los ciudadanos que lo deseen puedan ejercer su supervisión.

  • Educación en el colegio sobre la honestidad. Para que la transmisión de este valor sea efectiva es necesario que se haga de forma suficientemente reiterada a lo largo del curso, año tras año. Leer más… 
 

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