Una forma de dañar a los demás es someterlos a sobrecarga de trabajo, excesiva presión, estrés, competitividad y ambiente tóxico, por mucho que se les pague bien y se les brinde la posibilidad de una buena carrera profesional. Porque todo ello puede llevar al agotamiento, irritabilidad, malestar, quemarse y problemas de salud:
Mental, como por ejemplo ansiedad, agresividad y depresión, que pueden incluso conducir a destruir vidas y al suicidio.
Física, ya que está demostrado médicamente que el estrés contribuye al cáncer y muchas otras enfermedades.
Según los estudios científicos, el capitalismo moderado es el que más bienestar y calidad de vida aporta a las sociedades. Los países que encabezan los rankings de satisfacción con la vida, como Finlandia, Dinamarca, Suecia, Nueva Zelanda, Suiza, etc. tienen economías muy abiertas, orientadas al mercado, competitivas e innovadoras, que les reportan una gran renta per cápita, buenos servicios públicos, índice de desarrollo humano, etc. Leer más en…
Al mismo tiempo, son moderadas, lo que incluye una conciliación entre la esfera profesional y personal. Tienen una destacable cultura del trabajo, esfuerzo, generación, emprendimiento y responsabilidad individual, pero al mismo tiempo dentro de un equilibrio.
En esos países, así como en lugares como California, los empleados suelen aprovechar bien su horario de trabajo, concentrándose en el mismo sin apenas distracciones y conversaciones. Llevan a cabo reuniones sólo cuando son imprescindibles y en las mismas no se suele hablar más de lo estrictamente necesario. Es decir, van al grano: cada participante se ha documentado previamente sobre los temas a debatir y en la reunión se va directamente a tomar las decisiones.
Por todo ello el trabajo se lleva a cabo de forma productiva, pero al mismo tiempo se respeta el horario. En todos esos lugares es de 8 horas, salvo Suiza, donde puede oscilar entre 8 y 9 horas.
Por otro lado, aunque normalmente trabajan de forma concentrada y productiva, suelen evitar los ritmos de trabajo excesivos y forzados, muy alejados de la naturaleza humana y que generan malestar y problemas de salud tanto psíquica como física.
Tomemos ejemplo de ellos y difundamos ese estilo equilibrado, con horarios de trabajo y niveles de competitividad, presión y estrés razonables. La cultura del trabajo es positiva para las personas y los países, pero los excesos tienen el efecto contrario. Leer más en…
Un tipo de sistema laboral muy tóxico es el de “up or out”, por el que cada año o asciendes a una categoría superior o te despiden. Ello implica una presión y miedo constante a ser el siguiente a quien “corten la cabeza”.
Otra práctica venenosa es intentar quemar intencionadamente a los nuevos empleados para ver quiénes aguantan y quiénes no. Las personas no son limones a los que exprimir al máximo. El dinero es importante, pero no lo es todo en la vida. La obtención de los máximos beneficios no justifica todo.
Hay personas que tienen una gran capacidad de trabajo y pueden trabajar muchas horas sin sentirse mal, pero son una minoría. Por tanto, lo ético es dar la opción de trabajar muchas horas a cambio de ganar más dinero, pero sin presionar a ello y mucho menos obligar para poder mantener el puesto de trabajo.
A nivel de países, un caso paradigmático es Corea del Sur, que en una generación ha pasado de la pobreza (con unos niveles de riqueza similares a países de África subsahariana) al primer mundo.
Ello tiene un gran mérito, pero al mismo tiempo el coste humano es enorme: jornadas de trabajo extenuantes, gran presión y competitividad tanto educativa como laboral, depresión y otros problemas de salud mental, así como una de las tasas de suicidio más altas del primer mundo.
La mayoría de los surcoreanos lo tienen realmente difícil para huir de esta “rat race” (carrera de ratas), ya que la mayor parte del empleo es proporcionado por unas pocas grandes corporaciones, las chaebols, como Samsung. Y todas ellas imponen esas condiciones, por lo que de poco sirve cambiar de empresa.
Por ello, a la mayoría de adultos de ese país (60%) le gustaría emigrar a otro, a pesar de su elevado poder adquisitivo.
Y es que no son necesarios los excesos laborales para generar mucha riqueza y ser competitivo, productivo, eficiente y orientado a la excelencia.
¡CULTURA DEL ESFUERZO SÍ, PERO DEL SOBREESFUERZO NO!
Gracias por compartir para conseguir un mundo más feliz,