¡NO HONREMOS A VILLANOS!: CARLOMAGNO, LUIS XIV, NAPOLEÓN
Al igual que todos o casi todos los países, Francia también tiene sus iconovillanos, es decir canallas que causaron muchos sufrimientos a inocentes y que a pesar de ello son enaltecidos. Dos ejemplos de manual son Carlomagno y Luis XIV, mientras que Napoleón Bonaparte sería simplemente un antihéroe.
CARLOMAGNO
Este país ha erigido a ese emperador franco una estatua nada más ni nada menos que delante de la Catedral de Nôtre Dame, en París. Alemania también le honra con monumentos. Pero quien se lleva el premio al mejor homenaje es Andorra, que ha creado una narrativa nacional basada en que Carlomagno es el fundador de ese microestado. Por ello le dedica su himno nacional a este criminal contra la humanidad, en el que le llaman padre. Y, por si fuera poco, ha elegido su nombre para designar a su universidad y su calle principal.
Para empezar, el relato andorrano es inventado, como suele suceder con las narrativas nacionales. Pero lo relevante aquí es que se ensalza a un gran villano, hasta el punto de que los historiadores destacan su crueldad respecto a otros monarcas medievales, cosa difícil en una época tan sangrienta.
Se pasó casi toda su vida haciendo la guerra a nuevos territorios en los que eran normales saqueos, violaciones y asesinatos, pero con los sajones (habitantes de lo que hoy en día llamamos el Norte de Alemania, desde Frankfurt hasta Dinamarca) alcanzó el máximo nivel de brutalidad, ya que eran grupo etno-religioso distinto a los europeos cristianos.
LUIS XIV
Francia tiene también estatuas del Rey Sol, a pesar de que era un monarca absoluto que vivía con la máxima opulencia de Europa acompañado de su gran corte de aristócratas en su Palacio de Versalles. Todo ello era a costa de explotar al pueblo, la mayor parte del cual vivía en la pobreza extrema, así como a los esclavos de las colonias.
Además, era un rey que participó en guerras para satisfacer su ego que causaron mucho sufrimiento y arruinaron a Francia, sumida en el hambre. Mantuvo la inquisición y la tortura y emprendió una opresión contra los protestantes, lo que provocó que cientos de miles de ellos tuviesen que huir del país.
Para ser justos, hay que decir que todavía quedan algunos nombres de calles, plazas y colegio públicos dedicados a ese personaje, pero son muy pocos, ya que este país tiene la política de dar visibilidad a líderes republicanos y apenas a los monarcas. Es, por tanto, en parte, un ejemplo de trayectoria a seguir, aunque conviene concluir la misma.
NAPOLEÓN BONAPARTE
Este talentoso militar y emperador es mucho más ensalzado que otros monarcas franceses, sobre todo en su esplendorosa tumba en el imponente edificio de los Inválidos de París, que cada año recibe más de 1 millón de visitas.
En realidad, la villanía de este emperador es más controvertida, ya que hizo a algunas cosas muy buenas, como difundir por Europa los ideales de la ilustración, dando por primera vez a muchos europeos libertades y derechos.
Sin embargo, para satisfacer su ego megalómano y su afán personal de tener un gran imperio poco le importó llevar a la muerte, al sufrimiento y a la miseria a muchos millones de europeos en sus guerras que dejaron a Europa desolada. Y además expolió y reintrodujo la esclavitud que había abolido la Revolución Francesa.
Por todo ello, no se le puede considerar el típico iconovillano de manual como los demás, pero tampoco merece ser reconocido.
En cambio, es muy acertado que Francia muestre sus respetos en su Panteón a personas que han contribuido a un mundo más justo, como Rousseau, Voltaire y Montesquieu.