¡NO DAÑEMOS!: RECHACEMOS LOS VERSÍCULOS BÍBLICOS QUE HACEN APOLOGÍA DEL GENOCIDIO Y LA GUERRA
Algunos cristianos y judíos causan muchos daños contra inocentes emprendiendo guerras y genocidios. Y lo hacen mostrando con su dedo los siguientes versículos de las Sagradas Escrituras para justificarse:
Josué 9:24: Dios dijo a Moisés que les dio a los judíos las tierras de lo que hoy en día es Israel, Palestina y parte de Jordania, Líbano y Siria, y por tanto ordenó exterminar a todos habitantes que habían en esas tierras, incluyendo a niños.
Exodo 23:23: Dios hará destruir a las 7 etnias que habitaban esas tierras, como los heteos, gergeseos, amorreos y cananeos.
Deuteronomio 7:1-2: Dios ordena a los judíos el completo genocidio de esas 7 etnias, incluyendo a los niños.
Josué 6:21-24: Los judíos exterminan a todos habitantes de Jericó, incluyendo niños y animales, y queman la ciudad, siguiendo las instrucciones que dio Dios a Josué.
Josué 8:25-29: También destruyeron por completo a los habitantes de Hai, asesinando 12.000 personas, incluyendo niños, y quedando la ciudad arrasada.
Josué 10: 28-39: Asimismo cometieron matanzas de todos los habitantes de Maceda y Lybna, Gezer, Eglón, Hebrón y otras ciudades, así como de toda la región desde Cades hasta Gaza, incluyendo niños.
Samuel 15:3: En otra época diferente Dios ordena cometer el genocidio completo de otra etnia, los Amalec, incluyendo niños, bebés y los animales que les pertenecen.
Estos versículos han servido de legitimación de muchas y muy cruentas guerras y matanzas, frecuentes e inherentes a la historia de los países cristianos hasta la Segunda Guerra Mundial y en algunos lugares hasta más tarde. Todo ello con el beneplácito autoridades eclesiásticas, cuando no era el propio Vaticano el que iniciaba guerras, cruzadas y genocidios, como contra los cátaros o en Tierra Santa. De hecho, los capellanes siempre han ido a las batallas con la cruz en la mano, y no precisamente para intentar convencer a los combatientes de que cesasen las hostilidades.
Las guerras, masacres, el incendio y destrucción de ciudades y pueblos, los saqueos y las limpiezas étnicas no son sólo típicos de las sociedades cristianas tradicionalistas, sino de la mayoría culturas originadas desde un cierto punto del Neolítico. Ha sido tan universal como el cielo, el sol y las nubes. Por tanto, conviene entender esos versículos en dicho contexto histórico y antropológico.
Para desarrollar un cristianismo más libre de crueldad no conviene considerarlos como mensajes de un Dios amoroso a ciertos hombres, sino como ciertos hombres a los que les interesaba legitimar sus fechorías (asesinatos masivos a inocentes, limpiezas étnicas y robo de tierras) con el pretexto de que era Dios quien les ordenó que las cometiesen.
Por ejemplo, todos los versículos anteriores menos el último son muy a medida de los intereses de los judíos sin tierra que habían huido de Egipto y necesitaban tierras apropiada para la agricultura y la ganadería. Y de hecho, es un clásico recurrente a lo largo de la historia, en todo tipo de lugares y épocas, que personas manipulen a los demás para defender sus propios intereses apelando a supuestas revelaciones divinas. Un ejemplo son los reyes y emperadores que afirmaron ser dioses o hijos de dioses o cleros que aseguraban ser los representantes de los dioses en la tierra y que usaban ese engaño para legitimar el poder de los monarcas y aristócratas a cambio de latifundios, riquezas, privilegios, favores y protección.
Por todo lo anterior, es muy dudoso que tales violaciones masivas de derechos humanos procedan de la voluntad de un Dios benigno.
La desautorización explícita de estos Versículos Dañinos por parte de las diferentes ramas del cristianismo y el judaísmo es muy importante, ya que se siguen justificando guerras en nombre de Dios y la Biblia, como el patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, que defiende la guerra contra Ucrania (con más de medio millón de muertos y heridos) como cruzada anti-LGTBI, o Netanyahu, que citó el versículo antes mencionado de Amalec como fundamento para su masacre en Gaza, en la que ha destruido la mayor parte de las viviendas.