En el ámbito de las religiones hay un buen número de líderes históricos que han predicado el daño a inocentes y que a pesar de ello son santificados, alabados, ensalzados y seguidos devotamente como ejemplos. Dos casos de manual son San Pablo y Mahoma.
SAN PABLO
San Pablo fue realmente un villano, ya que:
Fue un defensor de la esclavitud.
Y también de regímenes despóticos y represivos.
Fue un machista que predicó la inferioridad de las mujeres respecto a los hombres y la sumisión de éstas a sus maridos. Las degradó diciendo que no hay ninguna de ellas que sea cabal.
Era un homófobo que denigraba a los homosexuales y predicaba la opresión contra ellos.
Por si fuese poco, desvalorizaba y rebajaba a la categoría de parias sociales a los siguientes tipos de personas:
Los que beben mucho alcohol.
Los tacaños.
Los que ejercían su libertad religiosa optando por ritos y creencias que se salían de la ortodoxia que San Pablo quiere imponer.
Los cobardes.
Los seguidores de otras religiones.
Los librepensadores.
Afirmó que son tan malos que merecen arder con fuego y azufre, a pesar de que sean unos inocentes que no hayan hecho ningún daño a nadie. Leer más en…
Para los musulmanes tradicionalistas el Profeta es el modelo a seguir, un hombre perfecto, la brújula que supuestamente nos debe guiar. Es por ello que la segunda fuente de su religión, tras el Corán, son los hadices, que son biografías antiguas de Mahoma. Pues bien, ese profeta tan admirado al que un buen musulmán conservador debería emular fue un hombre muy violento y cruel que:
Emprendió más de 80 campañas militares, parte de ellas contra tribus cuyo único delito fue no querer convertirse al Islam.
Hizo masacres de hombre desarmados y atados.
Torturó.
Violó mujeres.
Hizo esclavos, así como esclavas sexuales, ya que le gustaban mucho las mujeres…
… y las niñas, ya que era un pederasta que abusaba sexualmente de una niña de 6 años, su esposa Aisha, a la que comenzó a penetrar cuando tenía 9 años.
Robó y saqueó.
Ordenó el asesinato de inocentes, como homosexuales, mujeres sexualmente libres o personas que abandonan el Islam.
Mandó la agresión a los infieles, especialmente a los que no eran judíos o cristianos, para los que las únicas alternativas que dio fue la conversión o la muerte.
Fomentó la yihad, la guerra de conquista contra los pueblos no musulmanes, prometiendo grandes premios en el paraíso musulmán a los yihadistas que murieran en el combate contra los infieles. Y en este mundo, les obsequió con los botines de guerra, esclavos y esclavas sexuales, lo que fue un gran incentivo para que cada vez más oportunistas si sumasen a su ejército.
Para ser justos, conviene aclarar que todo eso era normal y generalizado en su época, pero ello no constituye ningún atenuante. Y en cualquier caso, una sociedad sana y civilizada no puede tomar como modelo a una persona que cometió todas esas atrocidades.
De lo contrario nos encontraremos con fundamentalistas y yihadistas que cometen atentados terroristas, violan, oprimen imponiendo la sharía, castigos a inocentes, etc.
Hay bastantes otros iconovillanos de estas religiones y otras. ¡No rindamos homenaje a ninguno de ellos! Ya que para conseguir una sociedad sana y justa es necesario guiarnos por estrellas polares de verdad y no por otras que tienen mucho brillo pero conducen por la ruta de la maldad.