Si todo ello se camufla con máscaras bonitas es porque una parte del cerebro sabe que quitar a los demás lo que han conseguido de manera honrada está mal.
En el mundo de los humanos, a partir de cierta edad, las apariencias muchas veces engañan, a diferencia de los niños pequeños y o los perros, que suelen ser sinceros y transparentes. Esos que acusan de mezquinos, de forma manipuladora, a los que se resisten a compartir son con cierta frecuencia ellos mismos los miserables aprovechados que intentan quedarse con lo que otros han ganado con el sudor de su frente.
¡AMEMOS LA VERDAD!: No digamos mentiras dañinas
Aunque lo suelen justificar en que los expoliados tienen más, a menudo es una mera excusa, ya que si pudiesen bastantes de ellos lo harían con los que tienen menos, como se ha hecho a lo largo de la historia sistemáticamente por parte de los que tenían el poder con los que no lo tenían. Y los que no lo tenían a menudo lo han hecho cuando han conseguido ese poder sobre otros.
Ese fue el caso de la mayoría de los campesinos pobres europeos que emigraron a las Américas y robaron las tierras y las horas de trabajo de indígenas americanos y negros, que eran más pobres todavía. Nada nuevo bajo el sol, ya que esa es la naturaleza de de buena parte de los humanos: intentar parasitar del sudor ajeno. Los nuevos expoliadores son igualitos a los de toda la vida pero con víctimas diferentes y narrativas diversas. Los mismos hermanos gemelos, pero con diferentes ropas.
Por ejemplo, en algunos países los jubilados que se llenan la boca de las palabras solidaridad y justicia social y que se manifiestan para exigir un aumento de sus pensiones, por encima de lo que han cotizado, en realidad pretenden apropiarse del dinero de generaciones más jóvenes que tienen de promedio una renta per cápita inferior a la de los jubilados. Porque en realidad les importa poco de dónde salga el dinero. Lo que realmente quieren es que quiten el dinero de algún lado (es decir, de alguien) para dárselo a ellos.
Es justo contribuir a la red de carreteras, hospitales, al sistema de pensiones o ayudar a los que no pueden valerse por sí mismos o a los que trabajan a tiempo completo y a pesar de ello viven en la pobreza, pero otra cosa diferente es expoliar.
¡NO ROBEMOS!: Todos los que podamos aportemos la parte justa al Estado
Gracias por compartir si crees que este análisis contribuye a un mundo menos cleptocrático y más justo y funcional,