Si te propongo que te corten partes de tu cuerpo o de algún ser querido sin vuestro consentimiento, y además sin anestesia, sólo porque a alguien le genera un beneficio económico. ¿Qué me dirías?
Pues eso es lo que hacemos con BILLONES (sí con B) de animales no humanos, que sienten gran dolor cuando son víctimas de ello.
La mutilación de animales en las granjas es una práctica común en la ganadería industrial, donde se realizan intervenciones físicas dolorosas sin anestesia o analgesia. Estas intervenciones incluyen el corte de colas, el despicado de aves, la castración de cerdos y bovinos, y el descornado de vacas, entre otros. Estas crueldades se justifican a menudo por razones económicas o prácticas, como evitar que los animales se dañen entre sí debido al hacinamiento y estrés al que están sometidos en entornos de producción intensiva.
Uno de los problemas más importantes asociados con estas barbaridades es el sufrimiento animal, ya que generan dolor agudo y crónico, y pueden afectar gravemente el bienestar general de los animales. En muchos casos, los animales no reciben un manejo adecuado del dolor, lo que prolonga su sufrimiento. La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y otras organizaciones han expresado su preocupación por estas prácticas, y abogan por alternativas más humanitarias y menos invasivas.
Las amputaciones pueden evitarse mejorando las instalaciones ganaderas, como proporcionar un ambiente más espacioso y enriquecido para los animales, lo que reduciría el comportamiento agresivo y los problemas asociados con el hacinamiento. Existen también alternativas menos dolorosas, como el uso de anestesia y el desarrollo de métodos no quirúrgicos. Las soluciones ideales son la ganadería extensiva, en que los animales viven el libertad y, sobre todo, la alimentación vegana. La concienciación sobre el sufrimiento animal ha llevado a algunos países a prohibir las mutilaciones, como Suecia, Noruega, Dinamarca y Suiza, aunque aún prevalecen en la mayor parte del mundo.
Si no queremos que nos causen esa tortura a nosotros, ¿por qué nosotros, ganaderos y consumidores, la practicamos con los demás?
La respuesta es la siguiente. Porque el homo sapiens normalmente está centrado por su naturaleza principalmente en satisfacer sus propias necesidades y deseos y los de sus hijos y, en menor medida, las de otros seres queridos y todavía en menor en los intereses de su tribu, es decir, los grupos nacionales o de otro tipo con los que se identifica.
Fuera de su micromundo (él mismo y las extensiones de sí mismo), le suele interesar más bien poco que mucho lo que suceda a los demás o lo que sufran, por mucho que aporte un cuota o algo de tiempo a una ONG o intente mostrar hacia los demás y hacia sí mismo una apariencia bastante hipocritilla de solidaridad y humanitarismo, ya que es lo que está bien visto en nuestra sociedad.
Afortunadamente contamos un sentido interior de la justicia que nos puede ayudar a ello. A nivel más concreto, hay varias acciones que puedes hacer para combatir la mutilación y otras maldades:
1. Posicionarte contra de todo tipo de prácticas barbáricas, ya que en el momento en que la mayoría de los votantes lo hagan es cuestión de tiempo que los políticos las terminen prohibiendo, pues lo que suelen querer ante todo son votos.
2. Firmar en todo tipo de campañas contra todo tipo de maltrato animal. como ésta. ¡FIRMA YA!
3. Consumir productos de origen vegetal… Leer más…