¡NO DAÑEMOS!: SEAMOS PROPORCIONALES FRENTE AL ABUSO
Ser proporcionales frente a una maldad significa tener una:
Reacción grande frente a atropellos grandes.
Reacción mediana hacia injusticias medianas.
Reacción pequeña con los abusos pequeños.
Es decir, elegir siempre el vestido con la talla adecuada según el tamaño para cada persona, sin que le vaya ni estrecho ni holgado. También conlleva aplicar esa regla de oro a todos los agravios y no a unos sí y otros no, evitando dobles varas de medir. Todo lo anterior vale también para el foco mediático, político y social.
Para entender mejor este tema, pondré 2 ejemplos de desproporcionalidad.
CONDENAR A LOS MUSULMANES Y EXIMIR A LOS CRISTIANOS
En Occidente hay cristianos profundamente anti-musulmanes que gustan de enviar en las redes sociales mensajes contrarios a este tipo de inmigrantes. En su cosmovisión, los cristianos son los buenos y su religión es civilizada y pacífica, mientras que los musulmanes son los malos y su cultura es barbárica.
Como consecuencia de ello, tienen fuertes reacciones cada vez que un musulmán comete un abuso, que puede ir desde un atentado terrorista hasta robar una cartera. O incluso cuando hacen inocuidades como manifestarse en la calle. Esas reacciones anti-islámicas unas veces son proporcionales, pero otras son exageradas o totalmente fuera de lugar. Pero lo más clamoroso es que cuando los atropellos los cometen cristianos sus respuestas son descaradamente reducidas a la baja o incluso nulas. Es decir, se crecen en el primer caso hasta convertirse en gigantes y se reducen en el segundo hasta quedarse en unos enanitos.
Y cuando les aporto datos objetivos sobre cristianos que han causado en el pasado y el presente muchos sufrimientos a inocentes, siguiendo los preceptos la Biblia, su respuesta es la misma. Un ejemplo es el del patriarca Cirilo, líder de la Iglesia Ortodoxa Rusa, que está a favor de la guerra de Ucrania, con todos los crímenes y daños que conlleva. Afirma que eso es bueno para luchar contra la ideología LGTBI. Además, esa idea de cruzada cruenta contra el liberalismo de Occidente es compartida por la mayoría de popes (sacerdotes ortodoxos) y cristianos rusos.
También les explico los crímenes cometidos contra inocentes pertenecientes al colectivo LGTBI en países africanos con mayoría cristiana tradicionalista, como Uganda. En los mismos se los secuestra en cárceles, donde con cierta frecuencia son maltratados, o incluso se los mata. ¿Y quién está detrás de esas violaciones derechos humanos? Por este orden: pastores evangélicos, imanes musulmanes y sacerdotes católicos. De nuevo, la reacción frente a estos hechos demostrables y comprobables es mirar hacia otro lado.
De poco sirve que les explique que los cristianos opresivos y represivos son igual de malos que los musulmanes dañinos e intransigentes, siendo más o menos los mismos puñales pero con mangos de diferentes colores. O que los musulmanes benignos y tolerantes son tan buenos como los cristianos respetuosos y liberales, siendo de una pasta parecida, con un mismo fondo pero con formas diferentes. El mismo Jesucristo estaría de acuerdo conmigo, ya que dijo: “por sus frutos los conoceréis”. Porque al final lo que cuenta son los hechos objetivos, lo cada cual hace o deja de hacer o lo que opina o deja de opinar, y no una mera etiqueta.
¿Por qué casi ningún islamófobo comparte posts sobre maldades cometidas por cristianos y sí sobre las perpetradas por musulmanes? No hay nada como un buen adoctrinamiento para conseguir que alguien pierda el sentido de la proporcionalidad y la justicia.
Es un ejemplo de manual que sucedió en el país donde vivo. El antiguo presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, en un acto de entrega de medallas a su equipo femenino dio un beso en la boca con los labios cerrados a su capitana, sin que fuese rechazado por ésta.
Rubiales se tomó una libertad que no debía con alguien que no era su pareja, por lo que merece desaprobación y, en caso de que haya causado daños morales a la capitana, también procedería reparación. Pero lo que no fue proporcionado fue la manera en que fue crucificado.
Porque, a pesar de haber pedido disculpas y de que todavía ningún juez hubiese dictaminado que el beso no hubiese sido consentido, fue víctima de un auténtico linchamiento político, social y mediático. El mismo fue promovido por extremistas pseudofeministas de ultraizquierda, que utilizaron su posición de poder en el gobierno de coalición para hacer cómplices de su aquelarre a los medios de comunicación.
De forma arbitraria emitieron una gran “fatwa” contra el beso con la boca cerrada, sin que éste lo justificase, pero han callado cuando en programa de gran audiencia una mujer hizo eso mismo con el famoso cocinero Jordi Cruz, pero con el agravante de que éste sí que rechazó el beso.
Luis Rubiales era el chivo expiatorio era perfecto para las ultraizquierdistas: hombre, europeo y con estatus alto. Porque si lo mismo o peor (o incluso mucho peor) lo hace una mujer o un hombre de origen no europeo, especialmente si es musulmán, en vez de ponerse a gritar cierran el pico apretando sus labios tanto como el presidente de la Federación con su beso. Es lo que sucede con violaciones en grupo, crímenes del honor, matrimonios forzosos de niñas o enclaustramiento de mujeres en sus casas, reducidas a una especie de esclavitud.
Pero su ley del embudo, desproporcionadamente ancho ellas, sus votantes o quien les interesa y estrecho para los demás, no termina ahí. Porque tampoco han condenado la tiranía del gobierno iraní contra las mujeres que no llevan el velo como ellos consideran que deberían llevarlo o contra las manifestantes a favor de los derechos de las mujeres. Dichas participantes en manifestaciones son encarceladas, torturadas, violadas y disparadas en las calles en sus genitales.
De hecho, Amnistía Internacional y las manifestantes iraníes en Madrid pidieron a la Ministra de Igualdad española, la misma que vapuleó a Rubiales, que las recibiese y ésta se negó. Cuando ha muerto alguna iraní en una comisaría por no llevar el velo “correctamente” las que condenaron a Rubiales no han dicho nada. Y lo que es peor, los medios de comunicación sí informaron sobre el asesinato de la primera de ellas, Mahsa Amini, pero casi todos han silenciado o pasado de puntillas el de la segunda. Tal vez tuvo algo que ver en ello los millones de euros con que la teocracia iraní violadora de los derechos de las mujeres ha dado al partido ultraizquierdista de la Ministra de Igualdad.
Rechacemos todas esas arbitrariedades, sectarismos, corruptelas, hipocresías, cinismos y falta del más mínimo sentido de la sentido de la justicia. Tiremos ya toda esa porquería al container de la basura.
Hablemos alto, claro y sin pelos en la lengua frente a las injusticias grandes y medianas, reformando todo aquello que haga falta cambiar, y seamos proporcionados con los pequeños agravios.