¡NO DAÑEMOS!: NO SEAMOS SUPREMACISTAS CON LOS ANIMALES

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Este tipo de supremacismo consiste en creernos superiores al resto de animales y que, por tanto, podemos explotarlos en nuestro beneficio y hacerles sufrir. Es muy similar al supremacismo de tipo racista (como el blanco o japonés), etnicista (como el germano-parlante propio de los nazis o el de otros ultragregarios) o nacionalista, también llamado chauvinismo.

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Aunque todos o casi todos solemos caer en algún tipo de creencias y sentimientos de superioridad e inferioridad, es un tipo de pensamiento erróneo. Porque objetivamente nadie es superior a nadie, sino que cada uno de nosotros somos un elemento más integrante de la naturaleza y el universo. Desde un punto de vista científico, no somos más que un puñado de partículas con energía asociada. Es más, parte de esas partículas están entrando y saliendo de nosotros constantemente, con la respiración, al comer, al beber, orinar, etc.

No sólo no somos superiores ni siquiera a la silla sobre la que nos sentamos, a las baldosas que pisamos, la manzana que nos comemos o el aire que respiramos, sino que no hay una clara distinción entre nosotros y lo que nos rodea, ya que todo ello es en realidad un gran campo de partículas en constante interacción entre ellas.

Se agrupan formando diferentes estructuras, como la de una persona, un perro o una flor de forma efímera durante un tiempo para luego adoptar otras formas.

Otro argumento típico de los especistas supremacistas para justificar nuestra superioridad es que el ser humano tiene inteligencia y otras especies no. Incluso lo aseguran con convicción a pesar de no haberse tomado la molestia de dedicar tan sólo 5 minutos para consultar este tema en Google (lo que, por otro lado, denota una gran falta de esa inteligencia de la que tanto presumen). Si lo hiciesen se darían cuenta que su afirmación constituye otro error, ya que, según los investigadores sobre este tema, los mamíferos como las vacas o los cerdos tienen un nivel de inteligencia igual a la de un niño de hasta 4 años.

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Si aplicamos la misma regla de 3 que usan los especistas, ¿un adulto es superior a un niño y por tanto puede explotarlo y maltratarlo? ¿Y puede en consecuencia hacer lo mismo un superdotado con alguien con una inteligencia media? ¿Y éste con una persona con síndrome de Down? ¿Es superior una gallina a un niño de 2 años porque es más inteligente?

Pero no te vayas todavía, porque aún hay más. Los expertos dicen que los cetáceos posiblemente procesen pensamientos y emociones más complejos que los homos sapiens, ya que tienen más encefalización que nosotros. Lo delfines tienen incluso un 40% más de córtex y con más dobleces. Otras investigaciones han demostrado que los perros tienen más empatía que los humanos, estando más desarrollada en ellos esa zona cerebral.

Científicos del Max Planck Institut han estudiado aves de ciudades europeas, como las cotorras, y han descubierto que no sólo se comunican entre ellas con un lenguaje oral, sino además que en cada ciudad tienen un dialecto diferente, como los humanos. Otro estudio ha descubierto que cada elefante tiene un nombre y que se llaman entre ellos por el mismo. Y que los sonidos que emiten no son simples ruidos, sino lenguaje.

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Es más, muchos creen de forma narcisista y engreída que los humanos somos seres racionales, a diferencia del resto de especies. Pero la realidad es muy diferente, ya que la mayoría de personas tienen unas capacidades analíticas medianas y bajas que no les permiten racionalizar y cuestionarse por sí solas lo que les han inculcado. Parte de ellos sí pueden hacerlo cuando alguien externo les induce a preguntarse si es verdad, cuando alguna persona les aprieta el botón del cuestionamiento, pero no por sí solos. Y algunos ni siquiera con esa ayuda externa.

Se da la paradoja de que justamente los que más esgrimen el argumento de la inteligencia y la racionalidad para abusar egoístamente de otros seres sintientes son los que tienen menos motivos tienen para enorgullecerse de su coeficiente intelectual. Porque está demostrado que hay una correlación entre inteligencia superior con veganismo y respeto por los animales y viceversa.

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Otra prueba de que el tipo de concepciones que tenemos sobre otras especies son subjetivas es la gran diferencia de las mismas según las culturas. Para los hindús las vacas son sagradas, pero pueden usar y abusar de los cerdos. En cambio, los musulmanes tradicionalistas no pueden consumir cerdos, pero sí vacas, y consideran al perro como un animal impuro, por lo que les está prohibido tenerlo como mascota. Por el contrario, en la cultura occidental éstos tienen una posición de gran privilegio, a diferencia de vacas y cerdos.

Esa gran diversidad incongruente de nociones demuestra que son inventadas y transmitidas de padres a hijos. Y también que somos tan limitados intelectualmente que nos las creemos como bobos simplemente porque nos lo dijeron o lo hemos visto así desde niños. Lejos de tener ningún tipo de solidez intelectual, son mero humo que se desvanece con un mero soplo.

Una muestra de nuestro supremacismo narcisista es usar como insultos o descalificativos los nombres de otras especies, como la palabra “animal” o «bestia» como sinónimo de bruto a la vez que el término “humano” como todo lo contrario, a pesar de que ninguna especie comete las atrocidades de los homos sapiens. Es decir, damos la vuelta a la medalla y encima nos la ponemos a pesar de que nos corresponde, ya que somos unos narcisistas.

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Si queremos ser supremacistas, no lo seamos con animales, sino con los «animales», es decir, con los analfabrutos, con los que son excesivamente abusivos, malvados e incivilizados.  

Otro ejemplo muy típico es utilizar cerdo, marrano, cochino, puerco, gorrino o guarro como sinónimo de sucio, a pesar de que esta especie es muy limpia. Son los humanos los que los mantienen en jaulas o espacios tan pequeños que no les queda más remedio que defecar y orinar en el mismo. Y hay bastantes más, como sabandija, alimaña, animal de carroña, buitre, hiena, cabrón, gusano, víbora, mal bicho, burro, zorra, gallina, borrego, rata, perra, etc.

Todo ello es una falta de respeto que procede de sociedades tóxicas. Por tanto, ¿no es mejor cambiar el chip y contribuir a que los demás también lo hagan? Te doy unas ideas sobre cómo hacerlo en…

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 Xavier Paya 

Iniciativa ¡NO DAÑES!

www.institutodelbienestar.com

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