Seamos directos al explicar los hechos objetivos, aunque eso no guste a los criminales, ya lo sean en grado de autoría o complicidad. Porque, aunque a los victimizadores nunca les gusta que salgan a la luz o se cuestionen sus fechorías, la exposición clara y difusión de las mismas es fundamental para que haya justicia.
Seamos más claros todavía: en bastantes países esas mayorías de ciudadanos musulmanes y cristianos conservadores que apoyan leyes que castigan a inocentes con penas de cárcel (donde además con cierta frecuencia les dan palizas y malos tratos) son unos criminales, del mismo modo que lo eran muchos abuelos de occidentales.
Sigamos hablando sin pelos en la lengua: en la Antigüedad en Europa, Norte de África y Oriente Medio había bastante tolerancia hacia la homosexualidad, librepensamiento, filosofías, religiones y cambio de religión. La cultura griega y helenística (propia del imperio que conquistó Alejandro Magno) era esclavista, pero abierta y tolerante. Luego se impuso la cultura romana, que era enormemente injusta en varios aspectos (esclavista, conquistadora y represiva con quienes se resistían a su dominio), pero bastante tolerante en cuanto a sexualidad, religión y libertad de pensamiento y expresión.
Y si todo eso cambió fue porque, en primer lugar, llegaron los cristianos tradicionalistas empeñados en aplicar la Biblia con rigor. Bastantes de ellos no eran ningunos angelitos, ya que, aunque benignos en algunos aspectos y caritativos, crearon una dictadura social que ha durado durante milenios a base de castigos, malos tratos, torturas y asesinatos. Y posteriormente llegaron los musulmanes conservadores, primos hermanos de los primeros, aunque algunos piensen que son muy diferentes, imponiendo también su sharía y una dictadura represiva con quien se sale de los dogmas del Corán y los Hadices. Y lo mismo ha sucedido en bastantes otros lugares del globo.

Otro lado oscuro de diversas religiones, como las abrahámicas o el hinduismo, es la denigración de las mujeres y la concesión de privilegios a los hombres a costa de los derechos de aquellas.
Y también forma parte de la cara gris de bastantes religiones su uso excesivamente gregario, como identidad de grupo, a veces exacerbada, similar al racismo/etnicismo/ultranacionalismo. De hecho, uno de los etnicismos es el etno-religioso. Ello ha dado a guerras de religión, genocidios (como el judío, el armenio, el griego o el asirio), masacres y limpiezas etno-religiosas, como en los años 90 en los Balcanes. Y sigue siendo la causa de conflictos y atentados hoy en día.
Afortunadamente, la ilustración y sus hijos los movimientos liberales han conseguido abrir parcialmente la asfixiante jaula social que ha traído la intolerancia religiosa, pero todavía queda bastante camino por recorrer.
Y tenemos la gran suerte de que hay bastantes creyentes bondadosos que quieren terminar con las lacras anteriores, como el Papa Francisco y obispos, sacerdotes y católicos de base reformistas, sobre todo en lugares como Alemania y Bélgica. Y también presbiterianos, anglicanos y otros protestantes progresistas, musulmanes liberales o hindús modernizadores.
Leer VIVIR SIN DAÑAR: Reformemos la parte dañina de las religiones
Gracias por compartir para terminar con la parte maligna de las religiones y conseguir un mundo más justo y feliz,