¡NO DAÑEMOS!: ELIJAMOS LA MEJOR VERSIÓN DE CADA RELIGIÓN
La religión sigue siendo un aspecto central en la vida de millones personas. Sin embargo, sus enseñanzas se interpretan y practican de formas muy diversas. Por ello, adoptar versiones benignas, tolerantes y respetuosas no sólo es conveniente, sino esencial para construir un mundo más feliz, donde nadie dañe a otros en nombre de sus creencias.
Las versiones liberales y libres de crueldad de los diferentes credos promueven la paz, los derechos humanos y civiles y tratar bien a los demás. Al enfatizar valores universales como el amor, la compasión y la justicia, estas interpretaciones ayudan a construir puentes con los que viven su vida de manera diferente a lo que establece su doctrina. La tolerancia religiosa fomenta el respeto por los modus pensandi y operandi diferentes que no dañen a inocentes, así como el reconocimiento de la diversidad como una riqueza, no como una amenaza.
¿Una sola interpretación de cada religión? Algunas personas dicen que no existen diferentes versiones de su misma religión, sino que hay una sola, la de sus libros sagrados. Pero, en realidad, existen enfoques muy divergentes, desde los más benévolos hasta los más dañinos.
Para empezar, hay una gran diferencia entre una versión tolerante y progresista y la tradicionalista. Y dentro de ésta, también hay una enorme variación entre el conservadurismo moderado y el fundamentalista. Pero, ¿concretamente en qué se diferencian? Lo entenderemos con varios ejemplos concretos:
1.- Homosexualidad en las 3 religiones abrahámicas:
Fundamentalistas: asesinan, a veces de formas muy crueles.
Conservadores: cárcel, agresiones físicas y psíquicas, linchamientos, rechazo, estigmatización, inferiorización. También familias que expulsan a sus hijos adolescentes de sus casas, amigos que los rechazan, empresas que despiden a sus empleados. A un nivel más suave: prohibición de gay prides y de todo tipo de muestras externas de afecto entre homosexuales, como en Turquía, estando incluso criminalizado con penas de cárcel en países como en Rusia o Bielorrusia.
Conservadores: desprecio, estigmatización, rechazo, murmurar, señalar, familias que echan a la calle a sus hijas solteras embarazadas, amigos que las repudian y empleadores que las despiden.
Conservadores: abusos y maldades de diferentes grados.
Progresistas: respeto, empatía y compasión.
Las versiones tradicionalistas de la religión suelen imponer una visión rígida y excluyente, lo que puede derivar en discriminación, intolerancia, desvalorización e incluso odio hacia quienes no comparten sus estrictos dogmas. En casos extremos, estas posturas fomentan el fanatismo y la violencia, transformando la vida de inocentes en un verdadero calvario. A lo largo de la historia, el fundamentalismo religioso ha provocado innumerables conflictos, desde guerras santas hasta actos de terrorismo. Estas interpretaciones no solo dañan la imagen de las religiones, sino que también dividen a las sociedades, dejando tras de sí un legado de sufrimiento y discordia.
Adoptar una versión reformista y respetuosa de cada confesión permite que ésta evolucione y se adapte a los tiempos modernos. Las interpretaciones progresistas e inclusivas buscan reconciliar las enseñanzas tradicionales con los derechos de las mujeres, de los LGTBI+, de los animales, libertad, etc.
En conclusión, escoger la mejor variante de cada credo es una decisión que va más allá de la práctica personal de la fe. Es una elección que afecta al conjunto de la sociedad, la paz y el desarrollo humano. Al optar por interpretaciones bondadosas, tolerantes y liberales, se puede construir un mundo más justo y armonioso. Leer más en…