El nacionalismo hindú es una ideología agresiva, fanática y pisoteadora que busca establecer la supremacía de la religión hindú y su cultura en la India. Ha ganado un terreno significativo en las últimas décadas. Cuenta con mucho apoyo entre las clases medias, razón por la cual se ha impuesto políticamente, aupando a Narendra Modi como actual primer ministro de ese enorme país.
Este movimiento, liderado principalmente por el partido Bharatiya Janata Party (BJP), en el poder desde 2014, y su organización matriz, el Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS), ha transformado el paisaje político y social del país. Y esta ascensión ha estado marcada por numerosos abusos y daños, tanto a nivel individual como colectivo, sobre todo contra los musulmanes.
El nacionalismo hindú tiene sus raíces en el siglo XIX, en que ya se mostraba intolerante con otras religiones. A lo largo de los años, ha evolucionado hacia una agenda más excluyente y divisiva. El RSS, fundado en 1925, y el BJP, su brazo político, han sido los principales promotores de esta visión.
Se inspiró primero en el fascismo de Mussolini y luego en el nazismo, preconizando que lo que los nazis hacían con los judíos lo tenían que llevar a cabo también los hindús con las minorías religiosas de la India.
A lo largo del tiempo ha venido pisoteando de 4 maneras: maltratando a las minorías religiosas, asfixiando la libertad de expresión, inferiorizando a los intocables y oprimiendo a las comunidades tribales.
1.- ABUSOS CONTRA MINORÍAS RELIGIOSAS
Uno de los aspectos más preocupantes es su trato hacia otras comunidades religiosas, sobre todo los musulmanes y cristianos, que han venido siendo objeto de violencia, discriminación y marginación sistemática.
Es cierto que tanto musulmanes como cristianos cometieron grandes atropellos contra hindúes en el pasado, pero ello no justifica dañar a inocentes.
La violencia dirigida contra la comunidad musulmana ha sido uno de los aspectos más visibles y devastadores. En 1992 una multitud formada por decenas de miles voluntarios destruyeron una mezquita porque supuestamente se erigió sobre las ruinas de un templo dedicado a Rama que demolieron los musulmanes en el siglo XVI.
Ese incidente fue acompañado de disturbios que mataron a entre 900 y más de 2.000 personas, la mayor parte de ellos musulmanes. Tuvieron lugar progromos, violaciones de mujeres en grupo y se incendiaron casas de musulmanes.
Los altercados de Gujarat en 2002 son otro ejemplo emblemático. Durante los mismos, se estima que murieron entre mil y pico y dos mil y pico musulmanes, y miles más fueron desplazados. Se han documentado numerosos casos de agresiones físicas, violaciones y destrucción de propiedades pertenecientes a este colectivo.
Esas atrocidades fueron perpetradas con la complicidad o la inacción de las autoridades estatales, encabezadas en ese entonces por Narendra Modi, quien más tarde se convertiría en Primer Ministro de la India.
En algunas provincias las agresiones a musulmanes por parte de extremistas hindúes son el pan nuestro de cada día y suceden con impunidad, sin que la policía les proteja debido a la complicidad del gobierno nacionalista de Modi.
Además de la violencia directa, las minorías religiosas sufren arrestos arbitrarios, discriminación y conversiones forzadas. Los cristianos, por ejemplo, han sido atacados en varias partes del país y sus iglesias vandalizadas. Las leyes anti-conversión, presentes en varios estados, han sido utilizadas para acosar y arrestar a aquellos que buscan cambiar de religión, particularmente cuando el cambio es del hinduismo a otra fe.
2.- REPRESIÓN DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN
El fundamentalismo hindú también ha tenido un impacto negativo importante en la libertad de expresión en la India. Aquellos que critican la ideología hinduista o al gobierno del BJP a menudo son víctimas de intimidación, acoso y violencia. Periodistas, académicos y activistas han sido blanco de campañas de desprestigio, amenazas y, en algunos casos, asesinato, tanto en ese país como en el extranjero.
Una serie de homicidios de figuras destacadas, como el del periodista Gauri Lankesh en 2017, ha sembrado el miedo entre los críticos del régimen. Lankesh, conocida por sus opiniones críticas hacia el BJP y el RSS, fue asesinada a tiros fuera de su casa. Otros activistas y académicos han padecido un destino similar, creando un clima de miedo que sofoca el debate y la disidencia.
El gobierno de Modi ha sido acusado de intentar controlar los medios de comunicación, ya sea a través de presiones directas o indirectas. Grandes conglomerados mediáticos que critican al gobierno han sufrido inspecciones fiscales y otras formas de intimidación. Además, se ha promovido una narrativa pro-gobierno que retrata cualquier crítica como antipatriótica y traidora, restringiendo aún más el espacio para el discurso libre y abierto.
3.- MARGINACIÓN DE LAS CASTAS INFERIORES
El extremismo hindú tiende a privilegiar a las castas superiores y a marginar y dañar a los dalits (intocables). Leer más en…
Los fundamentalistas hindús también discriminan a los adivasis, comunidades tribales. Las políticas de desarrollo y los proyectos industriales a menudo resultan en el desplazamiento forzado de las mismas. Estas tierras son esenciales para su subsistencia y cultura, pero frecuentemente son expropiadas sin una compensación justa. El desplazamiento forzado y la destrucción de sus medios de vida tradicional han llevado a un aumento de la pobreza y la desesperación entre los adivasis.
Por todo lo anterior es necesario encontrar un camino hacia la inclusión y el respeto mutuo, rechazando las políticas y prácticas que perpetúan el odio y la violencia.