¡NO DAÑEMOS!: ELIJAMOS LA MEJOR VERSIÓN DE CADA RELIGIÓN
La religión sigue siendo un aspecto central en la vida de muchas personas. Sin embargo, la interpretación y práctica de las enseñanzas religiosas pueden variar enormemente. Por ello, optar por las versiones benignas, tolerantes y respetuosas de cada confesión es no sólo conveniente, sino esencial para conseguir un mundo más feliz, en el que unos no dañen a otros.
Las versiones liberales y libres de crueldad de los diferentes credos promueven la paz, los derechos humanos y civiles y tratar bien a los demás. Al enfatizar valores universales como el amor, la compasión y la justicia, estas interpretaciones ayudan a construir puentes con los que viven su vida de manera diferente a lo que establece su doctrina. La tolerancia religiosa fomenta el respeto por los modus pensandi y operandi diferentes que no dañen a inocentes, así como el reconocimiento de la diversidad como una riqueza, no como una amenaza.
Algunas personas dicen que no existen diferentes versiones de su misma religión, sino que hay una sola, la de sus libros sagrados. Pero en realidad puede haber interpretaciones muy diferentes, desde las más benévolas hasta las muy malvadas.
Para empezar, hay una gran diferencia entre una versión tolerante y progresista y la tradicionalista. Y dentro de ésta, también hay una enorme variación entre el conservadurismo moderado y el fundamentalista. Pero, ¿concretamente en qué se diferencian? Lo entenderemos con varios ejemplos concretos:
1.- Homosexualidad en las 3 religiones abrahámicas:
Fundamentalistas: asesinan, a veces de formas muy crueles.
Conservadores: cárcel, agresiones físicas y psíquicas, linchamientos, rechazo, estigmatización, inferiorización. También familias que expulsan a sus hijos adolescentes de sus casas, amigos que los rechazan, empresas que despiden a sus empleados. A un nivel más suave: prohibición de gay prides y de todo tipo de muestras externas de afecto entre homosexuales, como en Turquía, estando incluso criminalizado con penas de cárcel en países como en Rusia o Bielorrusia.
Conservadores: desprecio, estigmatización, rechazo, murmurar, señalar, familias que echan a la calle a sus hijas solteras embarazadas, amigos que las repudian y empleadores que las despiden.
Conservadores: abusos y maldades de diferentes grados.
Progresistas: respeto, empatía y compasión.
Las versiones tradicionalistas tienden a imponer una visión rígida y excluyente de su fe. Ello lleva a la discriminación, intransigencia, desvalorización y odio hacia inocentes e incluso hacer un infierno de la vida de quien no sigue sus estrictos dogmas, fanatismo y violencia. La historia está llena de ejemplos donde el fundamentalismo religioso ha generado conflictos, desde guerras santas hasta actos terroristas. Estas interpretaciones extremas no sólo dañan la imagen de la religión, sino que también dividen a las sociedades y causan muchos sufrimientos.
Adoptar una versión reformista y respetuosa de cada confesión permite que ésta evolucione y se adapte a los tiempos modernos. Las interpretaciones progresistas e inclusivas buscan reconciliar las enseñanzas tradicionales con los derechos de las mujeres, de los LGTBI+, de los animales, libertad, etc.
En conclusión, escoger la mejor variante de cada credo es una decisión que va más allá de la práctica personal de la fe. Es una elección que afecta al conjunto de la sociedad, la paz y el desarrollo humano. Al optar por interpretaciones bondadosas, tolerantes y liberales, se puede construir un mundo más justo y armonioso. Leer más en…