¡EVITEMOS DAÑOS!: VEAMOS LA MALDAD DETRÁS DEL COMUNISMO
Hay un componente de bondad y otro de maldad dentro de los movimientos orientados a hacer mejoras sociales.
El afán socialdemócrata de mejorar las duras (si no durísimas) condiciones de la clase obrera en el siglo XIX nacía de la empatía, sobre todo cuando los que luchaban por ello no eran víctimas de ello, como era el caso de Engels, hijo de un rico industrial alemán. También surge de la sensibilidad cuando sufres al enterarte de que muchos trabajadores terminan sus día agotados, alienados y sin tiempo para sí mismos tras jornadas que en algunos lugares y épocas alcanzaban las 18 horas diarias de un trabajo que además era repetitivo, aburrido y pesado.
Y brota asimismo de la bondad humana cuando sientes compasión al ver que padres obligan a niños a trabajar largas horas y los capataces de las fábricas o minas los pegan si se duermen en el trabajo. Y como consecuencia de ello quieres terminar con horarios extenuantes y el trabajo infantil. Emana del sentido de la ética cuando ves que un obrero ha tenido un accidente en la fábrica con su máquina de tejer y se queda en la miseria teniendo que pedir limosnas en la calle y ello te hace sentir mal y por tanto quieres evitar esa situación mediante una Seguridad Social. Y que se cree un estado protector que evite situaciones como esa o que cuando un niño se queda huérfano de padre y madre también se quede en la calle a merced de bandas de delincuentes que lo explotan.
En cambio, nace del lado oscuro del ser humano la dictadura del proletariado mediante una revolución violenta por la que una minoría quiere imponer su dominio a la mayoría, en la que además roban la propiedad privada que proceden del esfuerzo honrado. También pertenece al ámbito de las miserias humanas la envidia, la codicia de los ajeno acompañada del afán de robarlo, el autoritarismo, el abuso de inocentes, aprovecharse de las insatisfacciones de los trabajadores para buscar satisfacer vanidosamente la propias necesidades de relevancia, poder, enriquecimiento, etc.
De hecho, se han hecho investigaciones en el campo de la psicología que prueban la correlación entre psicopatía y narcisismo con comunismo autoritario, así como que bastantes militantes dentro de ese tipo de comunismo bajo una apariencia de lucha por una sociedad más justa en realidad buscan satisfacer egoístamente las necesidades de su ego, si es necesario cometiendo crueldades con los demás. Un ejemplo es Chávez, egoístamente interesado en reducir al grueso de la población venezolana a pobres dependientes del estado para poder mantenerse él en el poder, como se puede ver en este vídeo:
Stalin confesó que era un producto del Partido Comunista, ya que desde jovencito se formó en el mismo, que le encomendó la misión de atracar negocios para conseguir fondos para el partido. Probablemente Stalin ya tenía una maldad congénita bastante mayor que la promedio, pero posiblemente también la influencia en el mismo el Partido Comunista y de la ideología marxista le exacerbó esa malicia. Aunque hay excepciones honrosas como Gorbachov, la mayoría de políticos que ha forjado el comunismo son abusivos, desde ligeramente hipócritas e injustos hasta extremadamente corruptos y ladrones, además de despiadados si les conviene en aras a sus propios intereses.
Es maldad inherente al comunismo es la que ha causado genocidios y otros daños a gran escala en todos los países donde se ha implementado esa ideología. Leer más en…
La buena noticia es que aunque todos tenemos un lado maligno de forma congénita, todos o casi todos tenemos también un lado luminoso en el que se encuentra nuestro sentido innato de la justicia. Y ese sentido interior de la ética sabe que causar daños a los demás está mal, salvo legítima defensa propia y de los demás. Por ello, si eres comunista y quieres bienintencionadamente un mundo mejor, lo mejor que puedes hacer es adoptar una postura reformista, liberal y benigna con esa ideología, tal como adoptó Gorbachov.