En el ser humano está el instinto de dominación y sometimiento, que comparte con otras especies, como los chimpancés o los lobos, los cuales establecen una jerarquía bajo el cacicazgo de los machos alfa. Con cierta frecuencia rige la ley del más fuerte.
Suele ir acompañada de conductas agresivas y dañinas para imponerse, así como con el disfrute de privilegios por parte de los que están arriba, como el uso exclusivo de las hembras para satisfacer sus necesidades sexuales o quedarse con la mejor parte de la comida. En el caso de los leones, el “rey” asesina a los hijos de las hembras con otros leones para que éstas tengan hijos sólo con él.
En el género humanos la paleta de mecanismos de dominación es variada como la de un pintor, ya que van desde la manipulación, reducir la autoestima, buscar situaciones de dependencia, aislar de otras relaciones, pasando por gritos, insultos, castigos, pegar y otras formas de maltrato físico hasta el encarcelamiento, torturas y asesinatos.
Puede darse desde el ámbito más micro, como entre parejas o en las relaciones paternofiliales, hasta el más macro, en las formas de gobierno, como dictaduras o monarquías no constitucionalistas o democracias autocráticas de baja calidad. Leer más…
Lo más efectivo es educar con insistencia a los niños y jóvenes en este modus pensandi y operandi, pero también es importante hacer pedagogía entre los adultos.
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Un primer paso para ello puede ser compartir este tipo de mensajes.